La linterna decubre un pasadizo de 536 metros que conecta Tijuana, México, con San Diego, Estados Unidos. El túnel está equipado con un sistema de raíles eléctrico para transportar la droga, otro de ventilación y hasta puertas con cierre hidráulico. Un supertúnel que -según los investigadores- ha sido un mal negocio para el cártel de Sinaloa. De su interior sacan lo que iba a ser el primer envío de droga: ocho toneladas de marihuana y ciento cuarenta y siete kilos de cocaína. Tras informar de la detención de tres sospechosos, las autoridades estadounidenses presumen: su presión sobre los narcos -dicen- les obliga a cavar estos pasadizos bajo tierra. "Están desesperados, y hacen lo que sea con tal de introducir la droga en Estados Unidos." En los últimos cinco años, se han descubierto setenta y cinco narcotúneles en la frontera entre los dos países.