La doctrina nuclear rusa

  • Putin busca probablemente que Europa y Estados Unidos no tengan tentaciones de intervenir directamente en Ucrania

  • El documento ruso establece en su artículo 18 que el presidente es el máximo responsable para decidir el uso de la bomba en cualquier escenario

  • Sigue en directo la Guerra Rusia-Ucrania

El presidente ruso Vladimir Putin ordenó el domingo a sus Fuerzas Armadas que elevaran el estado de alerta de sus fuerzas de disuasión nuclear. En una escala de uno a cuatro, pasaron a dos. Es el primer movimiento similar en el planeta desde que en 1973 Estados Unidos elevó en igual medida el suyo cuando los países árabes luchaban contra Israel en la guerra del Yom Kippur. La situación está lejos de ser tan dramática como la crisis de los misiles rusos en Cuba pero es inédita en Europa y se produce en medio de una guerra ya en marcha.

Putin busca probablemente que Europa y Estados Unidos no tengan tentaciones de intervenir directamente en Ucrania. Ningún gobierno europeo ni el estadounidense tienen esa intención de luchar junto a los ucranianos, pero sí aumentan la entrega de armas.

Fuentes de la OTAN explican que tienen contactos regulares con su contraparte rusa para evitar una escalada nuclear por accidente o malentendido. La OTAN conoce las líneas rojas rusas y Rusia las de la OTAN. Los gobiernos europeos no parecen temer la amenaza de Putin y la ven como un mensaje en clave interna y como una medida de propaganda externa.

Durante décadas, al contrario que en los casos de Estados Unidos, Francia y el Reino Unido, la doctrina nuclear rusa fue secreta. En 2020, rompiendo con la tradición, el Kremlin publicó un decreto presidencial donde se empieza a aclarar cuándo, cómo y contra quién Rusia podría lanzar un ataque nuclear. Esa doctrina no nombra adversarios específicos pero es más clara al señalar que sus objetivos estarían menos centrados que antaño en el este y sur asiático y en Oriente Medio y que Rusia se mueve más hacia teatros de operaciones regionales. Rusia sigue estableciendo que podría usar, en ciertas condiciones, armamento nuclear para acabar una guerra convencional.

Más transparencia

La Unión Soviética siempre mantuvo en secreto su doctrina militar. Rusia, su sucesora legal y heredera de aquel armamento (había también en Ucrania, Bielorrusia y Kazajstán pero lo entregaron a Rusia a cambio de garantías de seguridad), también mantuvo sus doctrinas nucleares en secreto. La de 2010 sigue siendo secreta. Los analistas internacionales se tenían con contentar con documentos de doctrina militar general que tenían alguna indicación sobre el uso de armas atómicas y que son de acceso público.

El nuevo documento, sin entrar en detalles, es más claro. Explica en qué escenarios se usaría armamento atómico, cómo se advertiría a otros países y cuál sería la cadena de mando. El documento ruso establece en su artículo 18 que el presidente es el máximo responsable para decidir el uso de la bomba en cualquier escenario. Sin su aprobación no se pueden usar.

Menos atención al este y al sur

Durante años Rusia miró a Asia y Oriente Medio como potencial fuente de amenazas nucleares. China es oficialmente poseedora de la bomba. Corea del Norte, India, Paquistán e Israel no oficialmente. Desde hace décadas se mira a Irán con inquietud aunque no hay ninguna prueba de que llegara a fabricarla. El nuevo documento de doctrina olvida esas amenazas aunque en la práctica podrían ser las mismas que décadas atrás y Rusia realizó maniobras con Iskander-M (pueden lanzar tanto armamento convencional como nuclear) hasta 2019 cerca de las fronteras chinas. Como medida de transparencia invitó a funcionarios chinos, indios y paquistaníes a presenciar los ejercicios.

No perder una guerra convencional

Una de las partes más llamativas del documento aparece en su artículo 4. En él se explica, dando circunloquios, que Rusia podrá usar el armamento nuclear para acabar o prevenir un ataque contra la propia Rusia o sus aliados. Se trata de una referencia a un concepto de uso nuclear conocido como “escalar para desescalar”, usar limitadamente una bomba nuclear, no un ataque generalizado, para que un adversario militar se rinda y acepte las condiciones que le imponga Rusia.

Alargando el concepto sería el uso que oficialmente hizo Estados Unidos de las bombas nucleares de Hiroshima y Nagasaki. Washington defendió durante décadas que su uso había puesto fin a la guerra y había ahorrado cientos de miles o millones de víctimas más entre las tropas japonesas, sus propias tropas y la población civil japonesa si Estados Unidos hubiera tenido que invadir Japón.

El documento dice literalmente que durante una guerra convencional la doctrina rusa “prevé evitar la escalada de las acciones militares y lograr su finalización en condiciones que sean aceptables para la Federación Rusa y sus aliados”.

Ese uso del arma atómica también podría hacerse, según su doctrina, de forma que se produzca lo que se llama “un daño calculado”. Un ataque por ejemplo sobre una zona no poblada o en el mar, una forma de advertencia final al país rival para que se rinda sin condiciones. Ese uso de la bomba también serviría en la doctrina rusa para impedir que otra potencia nuclear (véase Estados Unidos) acudiera en ayuda de un país vecino de Rusia y en guerra contra Rusia, como ahora mismo Ucrania.

Escenarios para usar armamento atómico

Rusia ve un uso limitado del armamento nuclear sólo en caso de confrontaciones regionales con sus vecinos del sur y el este, no contra la OTAN y Estados Unidos. En este caso entiende que la guerra nuclear sería masiva. Cuando Estados Unidos publicó su última revisión de doctrina nuclear en 2018. Putin dijo: “Cualquier uso de armas nucleares contra Rusia o sus aliados, con armas de cualquier alcance, de corto, medio o largo alcance, será considerado como un ataque nuclear contra este país. Las represalias serán inmediatas con todas las consecuencias esperables”.

La doctrina rusa dice que su disuasión nuclear es sólo contra “estados individuales o coaliciones que consideren a la Federación Rusia como un potencial adversario y que tengan armas nucleares o cualquier otro tipo de armas de destrucción masiva o (y esta parte es clave) un potencial de combate de fuerzas generales significativo”. Rusia no atacaría con armamento nuclear a un país al que considere con potencial suficiente para sostenerle una guerra sino que tendría en cuenta las intenciones de ese país. Así, China no sería un adversario. Sí lo sería Estados Unidos y la OTAN porque Washington considera a Rusia una amenaza nuclear.

Mejor algo que nada

El documento ruso no es exhaustivo y puede hacer que continúen las dudas de otras potencias, sobre todo de China, Paquistán o India. Tampoco aclara todas las ambigüedades sobre el uso de armamento nuclear contra un ataque convencional contra territorio ruso, pero es un avance en transparencia.