Y Trump rompió con Teherán

Pilar García de la Granja 09/05/2018 07:34

Un año y cinco meses ha tardado el Presidente Trump en cumplir su promesa electoral que preocupa entre las filas demócratas, pero sobre todo a sus socios europeos. Con la retirada del acuerdo de Teherán, Trump no solo cambia el paso de la política en Oriente Medio de su antecesor y apuesta, de nuevo, por la alianza Israel- Arabia Saudi- Estados Unidos, sino que impondrá sanciones a aquellos terceros países que hagan negocios relacionados con la energía nuclear con Irán.

El anuncio llega tres semanas después de otro histórico, el acuerdo de Paz entre las dos Coreas, que tras ocho décadas de guerra fría han puesto fin a sus hostilidades al menos formales. Un acuerdo propiciado por Trump hasta el punto que el Presidente de Corea del Sur ha pedido el Premio Nobel de la Paz para el presidente estadounidense.

Los politólogos americanos no dan crédito. Trump no ha “explotado” ni un mes el éxito coreano, y regresa al foco de la política internacional rompiendo con Irán y con media Europa. Porque ahora Francia, Alemania, y el Reino Unido tienen un problemón. Los líderes de los tres países europeos visitaron la Casa Blanca. Los tres conocían la decisión de Trump animada sin duda por las últimas revelaciones del Primer Ministro de Israel Benjamin Netanyahu quien presentaba imágenes y dosieres “secretos” conseguidos previsiblemente por los servicios secretos sobre los planes iraníes. La decisión de Tump se iba a anunciar el 12 de mayo, y se adelanta cinco días. Horas después de que Israel atacase a un supuesto convoy iraní en el norte de Siria, y horas antes de que Israel vuelva a atacar a una base militar vinculada a Irán cerca de Damasco.

Los servicios secretos israelíes creen que Irán pretende atacar Israel desde Siria con el apoyo de Al Assad, y fieles a su política de defensa preventiva han iniciado una guerra de guerrillas en terreno sirio. “Israel no tolerará la presencia Iraní en Siria a sólo unos kilómetros de la frontera con nuestro país”, aseguraba hace unas horas el Ministro de Defensa Lieberman.

De momento nadie se atreve a predecir que puede suceder en el siempre recurrente “avispero de Oriente Medio”, con un cambio radical en sus políticas de Arabia Saudí, la renovada alianza entre Estados Unidos e Isreal y la imposición por parte de Trump de que todos los países que integran la OTAN paguen la cuota que les corresponde si quieren ser “defendidos”.

El Presidente de Irán asegura que la decisión de Trump es simplemente una “guerra psicológica” para presionar a Irán y que no hay pruebas de que hayan incumplido su parte del pacto. Sea como fuere, la Casa Blanca quiere retirar a sus fuerzas de Siria, aunque el pentágono ha pedido tiempo. Netanyahu ha visitado en varias ocasiones a Putin, en Rusia, sin resultados aparentes, y Assad sigue gaseando a su pueblo con el apoyo de Irán.

Nadie cree que la solución a la guerra de Siria, que ya dura ocho años y ha provocado miles de victimas y millones de refugiados termine bien. Todo apunta a que el territorio Sirio, ante la pasividad internacional podría convertirse en los próximos meses en territorio de combate de los países periféricos. En Irán la situación política es complicada atravesando la peor crisis económica de las últimas décadas y con la revolución de las mujeres y los velos como telón de fondo. A estas alturas, los expertos internacionales lo fían todo a que los cazas rusos no decidan apoyar a las tropas iraníes en Siria.

Por su parte Trump, que ya está en niveles de popularidad más altos que su predecesor a éstas alturas de mandato, con esta decisión se verá respaldado por su base electoral y previsiblemente – si nada se tuerce – revalidará el control del Congreso para los Republicanos en las elecciones de mid-term de noviembre.