Tras años de discurso antinmigración, xenófobo, racista… Donald Trump visitará este miércoles 7 de agosto Dayton y El Paso tras los tiroteos del pasado fin de semana. En esta última ciudad, casi el 85% de la población es hispana, por lo que no es de extrañar que el presidente de Estados Unidos, al que culpan de avivar la violencia de corte racial por sus políticas, no sea bienvenido.
En Dayton, las autoridades tienen el foco puesto en el pistolero que asesinó a nueve personas y estrechan el cerco sobre las motivaciones que le llevaron a cometer esa matanza. “Hemos descubierto que el tirador estaba explorando ideologías violentas”, ha afirmado el agente del FBI Tood Wickerham. La población piden que se tomen medidas y la respuesta del gobernador a tanta presión es instaurar la “bandera roja”, es decir, requisar las armas a quienes representen un peligro público.
En El Paso, Texas, poco a poco van recobrando también la normalidad. Como un hombre que sobrevivió al ataque. No así su sobrino, que se convirtió en una de las 22 víctimas mortales. Aquí es donde se espera que Trump se encuentre más protestas en contra de sus políticas.