Antonio Pampliega: "Siria fue un campo de prácticas para Rusia y ahora lo está aplicando en Ucrania"

Se ha cumplido un mes de la invasión rusa de Ucrania, la peor guerra en el corazón de Europa en casi 80 años. Sin embargo, las imágenes y las noticias que de allí llegan recuerdan cada vez más a otra tragedia vivida hace menos de una década en Oriente Medio, la guerra de Siria, en la que también intervino el ejército ruso.

Los aviones y las tropas de Putin fueron a Siria para ayudar a ganar una guerra que se le había enquistado al régimen de Bashar al-Assad, y lo consiguieron, eso sí, con la campaña más sangrienta que había tenido el conflicto hasta ese momento.

"Las imágenes que estoy viendo por televisión, el ataque sobre la maternidad de Mariúpol, el bombardeo masivo de la ciudad para dejarla reducida a escombros es algo que yo ya había visto antes en ciudades como Alepo, me recuerda tantísimo... ese machaque constante contra la población civil sin ningún tipo de reparo me preocupa y me asusta mucho". El que habla es Antonio Pampliega, periodista español que cubrió la guerra de Siria durante años. "De 2011 a 2015 fui 12 veces".

"Las últimas noticias decían que el avance de los rusos se había parado y empezaba la guerra de trincheras. Eso fue lo mismo que pasó en Siria cuando los rebeldes tomaron la mitad de Alepo, ocurrió en junio de 2012, pues volvías en 2013 y seguían pertrechados en el mismo sitio, ibas en el 2014 e igual... si esto no se para puede convertirse en una guerra enquistada que dure años", dice el periodista.

"Lo de Ucrania empieza a ser la repetición de Siria, pero en Europa", avanza. "Cada vez se cruzan más líneas rojas y cuando esto sucede la impunidad que se siente es muy peligrosa", recalca. "Ocurrió en Siria y está ocurriendo en Ucrania".

Misma política del terror

"La estrategia de Rusia en Siria fue crear miedo, bombardear panaderías, supermercados, hospitales, escuelas, ambulancias, refugios donde estaban civiles... y todo eso se está viendo ya en Ucrania", lamenta Pampliega.

Hasta la fecha se han contabilizado más de una treintena de ataques a centros de salud, además de ambulancias, coches de particulares, panaderías, colegios, centros comerciales… "Es la política del terror y eso se consigue haciéndole ver a la gente que puede morir en cualquier instante", explica el periodista.

"No saber cuándo ni dónde va a caer el próximo misil es lo que está empujando a la gente a huir, a emprender el éxodo", añade. "Yo recuerdo que cuando estaba en Siria el simple sonido de un avión o de un helicóptero cerca te aterrorizaba porque sabías que iban a tirar una bomba y a hundir una casa y no sabías si iba a ser la tuya. Eso acojona, y vivir con ello un día tras otro es angustioso".

"Al final todos estos líderes políticos lo único que quieren es implantar el terror a través del terror, ya lo vimos en Siria con Bashar al Assad y Putin está haciendo lo mismo. Es sembrar un terror tan grande que los civiles presionen para que se acabe la guerra a sus gobernantes", explica Pampliega.

"Ya lo dijo Calígula, el emperador romano, que me odien con tal de que me teman, y aquí vamos por el mismo camino".

"Bashar al Assad y Putin comparten también que nos les importa el destino de la gente", añade el periodista. "Les da exactamente igual, cuando la guerra de Siria empezó en 2011 Bashar Al Assad dijo que si se tenía que eliminar al 50% de la población no le temblaría el pulso. Eran 10 millones de sirios. En el conflicto hubo unos 450.000 muertos y tres millones y medio o cuatro de refugiados y otros cinco o seis de desplazados internos. Ahí tienes a la mitad de la población. Lo hizo y no le importó. Y ahora a Putin lo mismo, no son sus muertos civiles, le da igual.

¿Es Mariúpol la nueva Alepo?

"Desde luego las imágenes de ambas ciudades son casi idénticas. La diferencia entre Mariúpol y Alepo es que Alepo fue asediada durante cuatro años y Mariúpol, aunque intenta resistir, parece que va a caer en breve, las tropas rusas ya han empezado a tomarla", aclara Pampliega.

"Si queremos usar un símil entre ciudades de Siria y Ucrania yo diría más bien que Mariúpol será la ciudad mártir, como lo fue Homs, y Alepo será Kiev. Quizás Odesa también resista más tiempo, pero si esto no se para antes, la gran batalla se va a dar en la capital", dice con rotundidad.

Ya se están arrasando manzanas y ciudades enteras, no solo en Mariúpol, también en Járkov. "Se está haciendo lo mismo que en Siria. Asediar la ciudad, bombardearla y matar a la gente de hambre, si no mueren por los ataques", denuncia Pampliega. "Porque la gente huye, pero llega un momento en que ya no se puede ir, queda atrapada dentro del cerco y esa gente no tiene acceso a agua, a electricidad, a alimentos.. y tiene que vivir prácticamente de la caridad", cuenta. "Y claro, ahí es donde también se van a centrar los bombardeos, como sucedió en Siria, para intentar masacrar a esa población".

"Al final las ciudades se van a convertir en ratoneras y eso puede enquistar el conflicto. Lo vimos en Alepo, pero antes lo vimos también en Sarajevo. Las ciudades se convierten en trampas donde en cualquier rincón puede haber francotiradores matando civiles cuando van a comprar el pan".

Mismas armas y tácticas de combate

"Siria fue un campo de prácticas para Rusia", asegura Pampliega. "Todo el armamento que está usando ahora en Ucrania ya lo probó en Siria, los misiles sónicos, las bombas de racimo... También muchas tácticas de combate", detalla.

"En Siria llegó un momento en que lo que lanzaban eran barriles de TNT capaces de derribar edificios de hasta 8 plantas y hundirlos hasta los cimientos, aquí aún no se ha llegado a tal extremo, pero no se puede descartar", indica.

"Yo creo que la escalada de violencia va a subir a niveles mayores. Putin va a destruir mucho más y las consecuencias para la población civil van a ser mucho peores. De hecho, ya ha bombardedo corredores humanitarios, recuerdo el del puente de Irpin donde mató a una familia entera. Desde el momento en que bombardeas a civiles de forma indiscriminada ya no estás respetando los derechos humanos y eso ha sucedido en Ucrania ahora y ocurrió en Siria constantemente", destaca.

"Piensa que los oficiales rusos que combatieron en Siria son los que ahora están haciéndolo en Ucrania. Si allí acertaron con la táctica es lógico que Putin les de el control ahora".

El campo de batalla es sin embargo, diferente. En Siria, los rusos estaban apoyando una guerra ya en curso, brindando poder aéreo para reforzar a diferentes milicias sobre el terreno. Ahora, en Ucrania, se vive una invasión a gran escala, que es una tarea mucho más compleja que el despliegue de una pequeña cantidad de fuerzas rusas como el que había en Siria.

"De hecho, la guerra no les está yendo bien", recalca Pampliega. "En un mes Rusia ha perdido los mismos soldados que perdió en la guerra de Afganistán, que duró diez años (1979-1989), entonces murieron 15.000, en Ucrania ya van más de 14.000", explica. Esto tiene un riesgo importante porque si ahora se para la guerra quien pierde es Rusia, pierde Vladimir Putin, que queda en ridículo. ¿Qué va a hacer entonces? Ojalá me equivoque, pero como te decía antes, en mi opinión va a iniciar una ofensiva mucho más cruenta".

Mismo ataque a los periodistas

Para conseguir que no se sepa lo que está ocurriendo en Ucrania es necesario que no haya periodistas en el terreno. En poco más de treinta días de invasión ya son siete los reporteros muertos. La última una periodista rusa, Oksana Baulina, muy crítica con Putin, asesinada cuando grababa la destrucción de un ataque ruso sobre un centro comercial en Kiev. Antes fallecieron Dilerbek Shukurovich Shakirov (muerto en el tercer día de guerra en la ciudad de Jersón), el cámara Yevgueni Sakun (en Kiev) Viktor Dudar (en Mikolaiv), el estadounidense Brent Renaud (Irpin), Pierre Zakrzewski y Oleksandra Kurshynova, estos dos últimos empleados por Fox News y fallecidos en Horenka, a las afueras de la capital ucraniana, según la ONG Campaña Emblema de Prensa (PEC).

"Esto también fue una cosa bastante habitual en Siria. De hecho, en Homs recuerdo cuando mataron a la periodista estadounidense Marie Colvin. El régimen de Bashar Al Assad le tiró dos cohetes", relata Pampliega, y yo estuve secuestrado por Al Qaeda. Los periodistas allí éramos objetivos principales porque, como sucede ahora, si tú matas o eliminas a la prensa, puedes hacer y deshacer a tu antojo, colocas en su lugar periodistas afines a ti y puedes contar la versión de la guerra que a ti te apetezca", apostilla. "El otro día escuchaba una crónica de un periodista de la cadena rusa RT en Mariúpol y no daba crédito, contaba que la ciudad estaba destruida pero no decía en ningún momento que lo habían hecho los rusos, es más, no mencionaba la palabra Rusia en ningún momento, era como si fuera responsabilidad de los ucranianos".

"En el caso del ataque del hospital materno infantil de Mariúpol, si no llega a haber dos periodistas de Associated Press presentes, Putin se habría inventado cualquier cosa, aún habiendo sido grabado por ellos todavía están sembrando la duda. Ahora ya no hay periodistas en Mariúpol. Rusia puede hacer y decir lo que quiera".

¿El futuro de esta guerra?. "Quién sabe", dice Pampliega. "Solo deseo, por el bien de Kiev, que es una ciudad que conozco, que se alcance un acuerdo y no llegue a convertirse en Alepo, lo espero porque Alepo ha sido una de las grandes tragedias del s. XXI. No podemos permitir que se repita otra vez", sentencia.