¿Se estudiará en los libros de Historia la cumbre de Copenhague?

ANDRÉS VILLENA OLIVER 04/12/2009 00:00

La mayoría de los colectivos sociales -cuyo trabajo ha sido decisivo en las últimas décadas- se muestran escépticos ante esta histórica cumbre. Mientras la comunidad científica exige una reducción de las emisiones de CO2 de un 40% para 2020 -partiendo de la base de 1990-, los anuncios de los Estados Unidos o la Unión Europea se quedan, a sus ojos, por el camino.

Posible fracaso

En este sentido, colectivos como WWWF o Greenpeace ven muy preocupante que EEUU haya propuesto reducir las emisiones en solo un 17%, además, partiendo de los niveles de 2005 -lo que equivaldría a un 4% con los parámetros oficiales-. Según José Luis García, especialista en Cambio Climático de Greenpeace, el caso de la Unión Europea tampoco sería muy esperanzador: la propuesta oficial, consistente en reducir las emisiones en un 20%, podría cumplirse "sin hacer absolutamente nada, solo gracias a los efectos de la crisis financiera y económica". Razones suficientes para el pesimismo: "Si sale como acuerdo lo que quiere EEUU, sería un fracaso", concluyen desde Greenpeace.

Otro punto de vista

No todas las perspectivas son tan oscuras. Para Lourdes Lázaro, de la Oficina Española para el Cambio Climático, "nos encontramos ante una cita histórica". "La UE es la primera que puso cifra para Copenhague. El Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) había establecido que deberíamos reducir para 2020 entre un 25% y un 40% de nuestras emisiones. Nosotros pusimos sobre la mesa un 20%, pero pretendemos llegar al 30%, con lo que entraríamos en la horquilla prevista por estos científicos".

De este modo, la Unión Europea sería "la región del mundo que más se plantea reducir con respecto a 1990. Y este es un cambio muy difícil de llevar adelante: estamos poniendo las bases para un nuevo régimen de producción, una nueva orientación de las inversiones de las empresas, una transición hacia el uso de nuevos recursos que supondrá, a la vez, la formación y capacitación de nuevos profesionales. Una 'nueva reconversión industrial' que tiene que marcarse también unos tiempos-".

Contra el acuerdo

No obstante, el margen de la política parece muy condicionado por los intereses de muchas grandes empresas industriales. Desde WWWF nos explican de manera clara el obstáculo: "Al sector de las energías fósiles no le interesa nada que haya un acuerdo importante. Las eléctricas necesitan energía basada en el carbón, aunque muchas estén invirtiendo en renovables para diversificar".

Para la Oficina Española de Cambio Climático, son "inercias que hay que ir venciendo": aun así, "las cosas están cambiando". Algo en lo que, por fin, Unión Europea y colectivos ecologistas como WWWF coinciden. En este sentido, esta ONG reconoce avances en la conciencia empresarial: "Hay empresas con una visión de futuro. Además, cada vez más entidades están contemplando esta lucha contra el cambio climático y están firmando convenios con nosotros".

La esperanza

Un acuerdo en positivo parece posible. Más aún, si tenemos en cuenta a quienes en el pasado no tuvieron ni siquiera voz: los países 'en vías de desarrollo'. José Luis García, de Greenpeace, contempla un panorama impensable hace veinte años: "Estos países son muy conscientes de lo que está pasando; hasta ahora estas negociaciones se hacían entre los países desarrollados en una habitación sin que estos estuvieran siquiera enterados. Pero ahora negocian fortísimo".

Naciones que, como Brasil, China, Indonesia o Méjico, podrían tener los objetivos más ambiciosos. "El cambio climático les afecta clarísimamente y es imposible que se sigan desarrollando económicamente en estas condiciones. Por eso quieren una ambiciosa reducción de emisiones, así como financiación por parte de los países desarrollados para funcionar de otro modo". "El viejo mito economía contra ecología se ha caído ya", afirma José Luis García, de Greenpeace.

Los más pobres

Todavía hay un grupo más de países que podrían ser decisivos. Greenpeace nos los presenta: "Asistirán países muy pobres y atrasados. Llegan muy cabreados y son muchos. Esto les va en serio. Lo tienen casi todo perdido pero no van a tirar la toalla. Han emergido todos los países africanos, que ya hicieron un conato de plante en las negociaciones de hace un mes en Barcelona. Este bloque está exigiendo compromisos de reducciones fortísimos. Su actitud en un principio es mucho más beligerante. Están mucho mejor formados y saben de qué va la película".

"Todos estos países llegan con un nivel que no habíamos visto nunca. Ellos saben por su experiencia que nos estamos jugando la supervivencia misma del planeta". Una cumbre, la de Copenhague, en la que se van a jugar muchas cartas. ¿Estamos ante un acontecimiento histórico? La semana que viene comenzaremos a tener una respuesta. A.V.