Las evacuaciones, realizadas en cuatro pueblos de la región de Groningen, se produjeron en las primeras horas del viernes y llegaron después de que, un día antes, unas cien personas fuesen instadas a abandonar sus viviendas en la misma zona.
Las autoridades locales han explicado que se trata de una medida de prevención para mantener la seguridad de la población. Los equipos de rescate también preparan la evacuación de miles de cabezas de ganado que han quedado en las granjas.
Los residentes de la zona y el Ejército han colaborado para acumular sacos de arena a lo largo de 400 metros junto al dique para tratar de impedir las filtraciones de agua, mientras que las carreteras cercanas han quedado bloqueadas.
"Tememos que la presa sea más débil de lo que parece. La posibilidad de que se rompa todavía no es muy alta, pero si lo hace las consecuencias serían enormes", ha advertido una portavoz de la administración local, Yvonne van Mastrigt, en declaraciones a la agencia ANP.
El Ministerio de Infraestructuras también ha alertado a la población de posibles subidas del nivel del mar como consecuencia de las fuertes tormentas. No en vano, más de la mitad de la población holandesa vive en áreas situadas por debajo del nivel del mar.