Aunque ayer el protocolo les obligó a darse la mano y a sonreír durante 10 segundos, Putin y Obama se las han ingeniado hoy para no cruzarse una mirada en la foto de familia de la cumbre del G-20, en San Petersburgo (Rusia). Los dos líderes han querido guardar las distancias entre ambos, todo lo contrario que con los aliados europeos, con los que especialmente el presidente americano ha hecho corrillo charlando animadamente a pesar de su previsible decepción por la falta de apoyos que se ha encontrado con respecto a una posible intervención militar en Siria.