Según informa el diario Daily Mail, Rachel Schoger, de Idaho, estaba embarazada de cuatro semanas cuando le diagnosticaron un embarazo extrauterino. Los médicos decidieron inyectarle a Rachel medicamentos para que abortara porque este tipo de embarazos suelen finalizar con la muerte del feto. Pero dos semanas después descubrieron que, milagrosamente, el feto se había colocado en el interior de útero.
Pero el milagro ocurrió demasiado tarde y la pequeña ha nacido con graves malformaciones. Seraphine, que nació en enero de 2006, no tiene órganos reproductivos ni aparato digestivo y jamás podrá llevar una vida normal.
La pequeña nació sin recto, sin vagina ni útero y padece de espina bífida. La madre de Seraphine quiere demostrar que estos daños se produjeron por las inyecciones de metotrexato y quiere que el doctor pague por ello.
La pequeña ahora tiene cinco años y ha sido sometida a un sin fin de operaciones para mejorar su calidad de vida aunque, lo más probable es que no pueda caminar nunca.
Para junio de 2013 está programado el juicio contra el médico que le diagnosticó el embarazo extrauterino.