Descrita como "amigable" y no agresiva, se dice que Katya se ha vuelto menos amenazante durante sus años tras las rejas e, incluso, ahora recibe visitas de otros prisioneros, que, según informes, la cuidan bajo supervisión.
Katya fue abandonada por un entrenador de circo cuando aún era un cachorro. En 2004, a la edad de siete años, atacó a dos personas mientras estaba enjaulada en un campamento conocido como Belaya Yurta, tal y como recoge 'UNILAD'.
La primera persona que Katya atacó fue un niño de 11 años llamado Nursultan Kh, que se había alojado en Belaya Yurta para una competición de kickboxing. Nursultan, al parecer, había estado tratando de alimentar al oso cuando ella agarró su pierna, causándole lesiones graves y un "shock traumático".
La segunda persona atacada fue un hombre de 28 años conocido solo como Viktor O, que había tratado de darle la mano a Katya mientras estaba bajo la influencia del alcohol. Advirtieron al hombre que no lo hiciera, pero él hizo caso omiso a las advertencias.
Como no había zoológico en la zona para llevar a Katya, fue encarcelada entre humanos. Desde entonces se ha convertido en un símbolo de la prisión, ya que cuenta con una estatua dedicada a ella y su propia piscina.