McMenemy fue secuestrado por Asaib al Haq junto con el programador informático Peter Moore y otros tres escoltas en 2007. Moore fue liberado en 2009 y los cadáveres de los otros tres escoltas fueron entregados entonces.
El líder de la milicia, el clérigo chií Qais al Jazali, declaró este miércoles en una entrevista con la agencia Reuters que los cuatro guardaespaldas, que trabajaban para la empresa de seguridad canadiense GardaWorld, murieron en el momento en que intentaban escapar, pero no precisó cuándo ocurrió.
"Los hermanos me dijeron que estos cuatro escoltas intentaron escapar (...). Aprovecharon un momento de descuido, cogieron el arma de uno de sus guardianes, se produjo un enfrentamiento y ése fue el resultado. Lamentamos sinceramente ese incidente", ha explicado.
"Peter Moore estaba en otro lugar. Ellos (los secuestradores) sabían lo importante que era y pensaban que se iba a llevar a cabo una operación o algo (para rescatarlo). Además, Peter era un civil y sabían que era poco probable que se convirtiese en un peligro", ha añadido.
ENTREGARÁN EL CADÁVER SIN CONDICIONES
Al Jazali ha afirmado que "el enfrentamiento ocurrió con los cuatro guardaespaldas y todos ellos murieron". A la pregunta de por qué su grupo no devolvió el cadáver de McMenemy --lo que hizo pensar que seguía con vida--, el clérigo ha respondido que están dispuestos a entregárselo sin condiciones.
"No tenemos ningún problema. Hacía ya bastante tiempo que estábamos dispuestos a entregarlo. No vamos a hacer ninguna demanda concreta a cambio y no nos supone ningún problema entregarlo. Es una cuestión de logística", ha dicho.
Asaib Al Haq se separó del Ejército de Mahdi, el grupo armado del clérigo chií Moqtada al Sadr. Ya se sospechaba desde hacía tiempo que era el responsable del secuestro de Moore y sus escoltas, que fueron raptados en un edificio del Ministerio de Finanzas situado en el centro de Bagdad.
Al Jazali ha revelado que su milicia también es la autora de un sofisticado ataque perpetrado en 2007 en la ciudad de Kerbala en el que murieron cinco soldados estadounidenses. Un grupo de milicianos se vistieron con uniformes similares a los de los militares norteamericanos y llevaron armas como las suyas para poder pasar sin problemas por los puestos de control iraquíes.