‘Kanal Istanbul’, el proyecto megalómano de Erdogan que puede alterar el equilibrio mediterráneo

  • La idea original de la Convención de Montreux fue la de desmilitarizar el Mar Negro

Turquía anunció el lunes la detención de 10 almirantes retirados después de que estos criticaran abiertamente el proyecto del Gobierno de Recep Tayyip Erdogan de construir un canal marítimo paralelo al Bósforo para el tráfico naval. La detención pone el foco sobre una construcción que podría desestabilizar equilibrios políticos y militares muy delicados en el Mediterráneo oriental.

El nuevo canal, conocido por ahora como ‘Kanal Istanbul’ permitiría a Turquía un mayor control del tráfico naval porque no estaría sujeto a la Convención de Montreux, la que regula desde 1936 el tráfico civil y militar en el Bósforo, una vía clave en los equilibrios políticos mundiales porque permite la salida al Mediterráneo, al Atlántico y al Canal de Suez a Bulgaria, Rumanía, Moldavia, Georgia y, sobre todo, a la flota rusa.

La principal controversia que genera el proyecto es saber si se le aplicaría esa Convención de Montreux. El Gobierno turco podría decir que al nuevo canal no se le aplicaría o Erdogan también podría retirar a Turquía de la convención, acabando con esta. De hacerlo, el tráfico por los estrechos turcos pasaría a depender de la buena voluntad de Turquía.

Las reformas legislativas de los últimos años permiten que Erdogan retire a Turquía de convenciones y tratados internacionales sin el visto bueno del Parlamento. Y hay un precedente: en marzo Turquía salió, por decisión de su presidente, de la convención internacional que lucha para prevenir y combatir la violencia contra las mujeres.

La idea original de la Convención de Montreux fue la de desmilitarizar el Mar Negro imponiendo estrictas normas de navegación y de comercio para cruzar los estrechos del Bósforo y los Dardanelos. La carta, que firmaron 104 almirantes retirados, asegura que esa Convención es “la mejor protección de los intereses turcos”, dando a entender que Erdogan se equivoca. El proyecto, que fue aprobado oficialmente en marzo, consiste en abrir una canal de 45 kilómetros de largo comparable a los de Suez o Panamá.

El presidente turco los acusó de “fomentar un golpe militar”. El comunicado de Erdogan tras el anuncio de la detención de 10 de los firmantes asegura: “En un país cuyo pasado está lleno de golpes militares, otro intento por un grupo de almirantes retirados nunca será aceptado”. La Fiscalía investiga a esos almirantes retirados por “acuerdo para cometer un crimen contra la seguridad del Estado y el orden constitucional”. Entre 1960 y 1980 hubo tres golpes militares exitosos y en 2016 uno fallido.

Entre los detenidos están personajes como Cem Gurdeniz, padre de la polémica doctrina naval turca, que asegura que Turquía tiene derechos sobre aguas que rodean islas griegas. También Alaettin Sevim, quien ya fue detenido en 2011 y acusado de intento de golpe militar. Los 10 detenidos son los señalados por el Gobierno como los impulsores de la carta firmada por 104.

Una mega construcción

El proyecto ‘Kanal Istanbul’ tiene un presupuesto de 75 billones de liras turcas (8.269 millones de euros al de este pasado martes). Conllevaría la construcción, en sus orillas, de una ciudad de medio millón de habitantes. Incluiría un zoológico y parques arqueológicos.

La explicación oficial dice que se trata de aliviar el tráfico del Bósforo y eliminar polución y que por el nuevo canal pasarán unos 160 buques al día. Tendrá seis puentes, de los cuales cuatro serán para autopistas. Turquía dice que MWH Global (empresa que participó en la renovación del Canal de Panamá) y empresas de China, Rusia e Italia ya mostraron interés en participar en el concurso.

El Gobierno turco quería en un principio que el proyecto estuviera finalizado en 2023 para hacerlo coincidir con el centenario de la fundación de la Turquía moderna, heredera del Imperio Otomano. Parece imposible que se pueda construir en dos años.

  • Efecto medioambiental

El alcalde de Estambul, Ekrem Imamoglu, también es crítico con el proyecto por su impacto medioambiental, porque considera que podría aislar a la ciudad y porque limitaría sus reservas de agua dulce. El Gobierno asegura que preservará el entorno natural, así como sus recursos de agua dulce y su flora y fauna.

  • Una vieja idea

Los primeros dibujos para abrir un canal artificial junto a Estambul se le propusieron en el siglo XVI al sultán Suleimán el Magnífico. En 1591 el sultán Murad III ordenó que empezaran los trabajos pero nunca empezaron. En 1654 lo intentó el sultán Mehmet IV, con el mismo resultado. Hubo nuevos intentos en 1760 y 1813.

La idea más utópica surgió en los años 20 del siglo pasado en la cabeza del arquitecto alemán Herman Sörgel, quien ideó un plan para cerrar el Mediterráneo construyendo gigantescas presas en Gibraltar y los Dardanelos. Su plan implicaba la reducción del nivel del Mediterráneo en unos 100 metros entre Gibraltar y Sicilia y de 200 metros a partir de Sicilia hasta las costas de Oriente Próximo.

El agua, previo proceso de desalinización, se usaría para irrigar el Sáhara y crear tres millones de kilómetros cuadrados de tierras fértiles y un mar interior en el continente africano. Las presas tendrían centrales hidráulicas de un tamaño nunca visto. Sólo la de Gibraltar produciría más electricidad que 20 actuales reactores nucleares. Sörgel pensaba que su proyecto ayudaría, gracias a la colaboración internacional, a consolidar la paz mundial justo después de la Primera Guerra Mundial.

Como consecuencia, se desecaba un terreno de 660.000 kilómetros cuadrados (equivalente aproximado al territorio de la Francia continental) y se unían Europa y África. Al rebajar el nivel del mar la costa africana crecía hacia el norte hasta tocar con Sicilia y la isla italiana se unía con sur de Italia. Mallorca y Menorca se habrían unido, como Cerdeña y Córcega. Barcelona y Valencia estarían a 70 kilómetros del mar. Tánger sería la capital del bicontinente Atlántropa que fusionaría África y Europa.

Se secaba el Adriático y se preveía construir un canal que llegara hasta Venecia. La inundación del Sáhara y varias presas mastodónticas en la cuenca del Río Congo deberían crear un mar interior en África que, en los planes de Sörgel, atemperaría el clima del continente africano. En aquella época prácticamente toda África era colonia de las potencias europeas y en los planes de Sörgel los africanos no tenían opinión sobre el proyecto. Su idea era que África sirviera a Europa para tener los recursos necesarios para hacer frente en el futuro a Asia y América.

Hace entre cinco y seis millones de años el Mediterráneo fue tierra firme. Al final de la última glaciación se vio inundado por el Atlántico. Sörgel desconocía que desecar el Mediterráneo hubiera provocado su salinización, un efecto que puede verse en el Mar Muerto y que hubiera impedido su uso para fines agrícolas.