Los trabajadores portugueses ya saben que el año que viene van a ganar bastante menos. En concreto, un 7% menos. Se enteraron la semana pasada, cuando el gobierno del conservador Pedro Passos Coelho anunció una subida generalizada de las aportaciones a la seguridad social. Para muchos, la gota que colma el vaso.
La bajada de sueldos ha acabado con la paciencia de muchos, y también ha provocado cambios en el panorama político. El partido socialista, que desde la oposición siempre ha apoyado las medidas de austeridad, se ha mostrado en contra de recortar los salarios. Así que la medida puede haber demolido de forma definitiva la unidad política y la comprensión de los ciudadanos, que acabaron el sábado ante la Asamblea de la República de Lisboa.
En total, unos 100.000 personas en todo Portugal acudieron a la convocatoria, que lanzaron en las redes sociales varias organizaciones ciudadanas, sin contar con partidos o sindicatos. Escogieron un lema de lo más explícito: "Al diablo con el FMI. Queremos nuestras vidas".