Marruecos se plantea cerrar definitivamente las fronteras con Ceuta y Melilla

  • Rabat estaría dispuesta a decretar la clausura sine die del paso con las ciudades autónomas españolas si Madrid avanza en su integración en el espacio Schengen

Rabat podría cerrar definitivamente las fronteras de Ceuta y Melilla, aseguran medios de comunicación marroquíes en las últimas jornadas. La idea de que si las autoridades españolas avanzan en el plan de incorporar a ambas ciudades autónomas al espacio Schengen –expresada por representantes del Gobierno a raíz de la crisis migratoria en Ceuta- el Gobierno marroquí reaccionará con la clausura sine die de las fronteras gana cuerpo a este lado del Estrecho. Hasta ahora los ciudadanos marroquíes residentes en las provincias limítrofes –Tetuán y Nador- estaban exentos de visado para entrar en Ceuta y Melilla respectivamente. El turismo marroquí era, antes de la pandemia, una de las principales fuentes de riqueza de las dos ciudades autónomas.

Hace ya casi 15 meses, el 13 de marzo de 2020, que Marruecos cerró sin previo aviso las fronteras con Ceuta y Melilla con objeto de combatir la propagación del coronavirus. Solo se abrieron en las jornadas posteriores para permitir salir a ciudadanos españoles y europeos atrapados en Marruecos. Hasta hoy. España, por su parte, mantendrá cerradas las fronteras terrestres con Marruecos al menos hasta el 31 de julio como consecuencia de la pandemia.

“Marruecos va a acabar cerrando definitivamente las fronteras de Ceuta y Melilla. Ya antes de la crisis Marruecos había adoptado medidas para impulsar el desarrollo económico del norte con el objetivo de que tuvieran oportunidades de empleo y asfixiar a las dos ciudades”, asegura a NIUS el consejero diplomático marroquí Samir Bennis. A la misma conclusión llegan desde el digital ceutaaldía.com, cuyas fuentes aseguran que “si se elimina la excepción [de visado para entrar en Ceuta y Melilla], ellos echarán el candado para siempre”.

Por su parte, el digital marroquí akhbarona.com, en una información titulada “Marruecos considera seriamente cerrar de una vez por todas los pasos ocupados de Ceuta y Melilla”, advierte de que “la decisión, de tomarse, será independiente de la evolución de la situación epidemiológica en los dos países, así como de la crisis en las relaciones entre Marruecos y España, porque el asunto está vinculado a una decisión soberana que tenga en cuenta los intereses superiores del Reino”.

Estrategia de asfixia

La estrategia de asfixia de las dos ciudades autónomas por parte de Marruecos es muy anterior a la pandemia. En agosto de 2018 las autoridades marroquíes acabaron con la aduana de Melilla y en octubre de 2019 hicieron lo propio con la de Ceuta. Rabat da por liquidado el contrabando. Las escenas del porteo en la frontera no volverán a producirse.

Para combatir el perjuicio económico para las decenas de miles de familias que en las regiones de Tánger-Tetuán-Alhucemas y del Oriental vivían directa o indirectamente del llamado “comercio atípico” de manera eufemística, las autoridades del país magrebí impulsan el desarrollo comercial, industrial y de infraestructuras del norte de Marruecos. Las regiones septentrionales de Marruecos han sido tradicionalmente las menos favorecidas por Rabat, una tendencia que el actual monarca, Mohamed VI, ha revertido en su reinado.

Con lo que no contaban las autoridades marroquíes era con el impacto económico de la pandemia, que ha sido especialmente fuerte en el norte del país. Se unen la caída del turismo, el descenso general de la actividad económica, el fin del contrabando y la imposibilidad para varios miles de marroquíes de entrar a diario en Ceuta y Melilla para trabajar. La avalancha de jóvenes que el pasado mes de mayo trató de acceder a la ciudad de Ceuta desde Marruecos –hasta 10.000 personas lo lograron entre los días 17 y 18-, muchos de ellos procedentes de las provincias septentrionales, da una idea de la falta de oportunidades que perciben las nuevas generaciones de marroquíes del norte.

El pasado 10 de junio, el Gobierno de España sorprendió moviendo ficha en la defensa de las dos ciudades. El secretario de Estado para la Unión Europea, Juan González-Barba, avanzaba en visita a Ceuta que el Ejecutivo considera “suprimir el régimen especial que para las ciudades autónomas se dispuso cuando España ingresó en Schengen”. Es decir, acabar con la excepcionalidad de la doble frontera y exigir visado a los marroquíes de las provincias de Tetuán y Nador, limítrofes de Ceuta y Melilla respectivamente, quienes hasta ahora estaban exentos del trámite administrativo. De tal manera que “el control fronterizo pasaría a estar en el paso con Marruecos” y no en el puerto ceutí, aseguraba González-Barba.

Una semana más tarde, la delegada del Gobierno en Melilla, Sabrina Moh, matizaba que “tanto Melilla como Ceuta pertenecen al acuerdo Schengen” y que lo que está en consideración por parte de las autoridades españolas es la exención del visado a los marroquíes residentes en las provincias de Nador y Tetuán.

Por segundo año consecutivo, las dos ciudades españolas han quedado fuera de la Operación Marhaba (denominada al norte de Tarifa Paso del Estrecho cuando, hasta la llegada de la pandemia, los puertos gaditanos eran los protagonistas del tránsito de los emigrantes marroquíes residentes en Europa). El pasado 6 de junio Marruecos excluía a los puertos españoles del dispositivo de este año alegando razones sanitarias, aunque negocia aún con las autoridades lusas la apertura de la ruta Portimao-Tánger para el resto del verano.

“Ceuta y Melilla son ciudades marroquíes”

Aunque formalmente Marruecos no haya planteado a las autoridades españolas ninguna reclamación de soberanía sobre las dos ciudades autónomas en suelo norteafricano, varias han sido las ocasiones recientes en las que autoridades del país vecino han expresado la posición de fondo de Rabat. El pasado mes de diciembre el primer ministro Saadeddine El Othmani, del islamista PJD, aseguraba en una entrevista a una televisión saudí que “Ceuta y Melilla eran tan marroquíes como el Sáhara”. Más recientemente, el pasado 10 de junio, y como reacción a la declaración de rechazo a la actitud de Marruecos en la crisis de Ceuta por parte del Europarlamento, la cámara baja del Parlamento marroquí aseguraba, a su vez, en un comunicado que Ceuta es una “ciudad marroquí ocupada”.

“La reciente crisis bilateral entre Marruecos y España, que ha supuesto un punto de inflexión, ha servido de acelerador del proceso”, advierte Bennis. “En vez de esperar diez o quince años para plantear el problema de Ceuta y Melilla, Marruecos va a forzar a España a que admita el diferendo territorial y se siente a la mesa de negociación”, explica el redactor jefe del digital Morocco World News. “El rumor sobre el cierre de fronteras definitivo tiene todo fundamento”, zanja el experto en relaciones bilaterales.

Tal vez el único corolario posible a una situación endiablada.