En apenas unos minutos, varios centenares de policias han abandonado sus posiciones y han retrocedido para ponerse a salvo. Cuando los opositores avanzaban en carreras con sus escudos y palos, la policia les ha disparado con munición real y enseguida han comenzado a caer los primeros manifestantes.
Uno detrás de otro iban entrando en el hotel Ucrania, donde está alojada la prensa internacional. Los traían sobre camillas improvisadas por los propios opositores. Algunos llegaban agonizando y otros muertos. Decenas de sanitarios se abrían paso a gritos para atender a los heridos, pero para algunos era demasiado tarde.
Han fallecido delante de nosotros mientras tres sacerdotes ortodoxos les administraban los últimos sacramentos.
En un ala de la recepción he contado seis cadáveres cubiertos con mantas. En otra esquina había dos más.
Los enfrentamientos continúan y es de suponer que seguirán durante todo el día. Todo a peor, cuando parecía que había una tregua, y todo en media hora.