Miles de filipinos huyen de una ofensiva del Ejército contra los grupos armados

EUROPA PRESS 25/10/2011 12:32

Miles de filipinos han huido de sus hogares por la ofensiva lanzada por el Ejército contra los grupos armados en sur del país, según han informado las autoridades filipinas este martes, un día después de que el presidente, Benigno Aquino, prometiera justicia para los soldados muertos en los enfrentamientos previos.

Las fuerzas de seguridad han llevado a cabo ataques aéreos por segundo día sobre posiciones conocidas de rebeldes musulmanes en la provincia de Zamboanga Sibugay, en el oeste de Mindanao, mientras las tropas del Ejército perseguían a unos 100 hombres armados acusados de secuestros en el sur.

"Nuestros soldados se están encontrando mucha resistencia en tierra", dijo el portavoz del Ejército filipino, el coronel Arnulfo Brugos, a lo que añadió que ocho personas habían muerto el lunes, incluidos dos soldados y cuatro comandos del Ejército y 40 criminales fueron heridos.

Los duros enfrentamientos han obligado a más de 10.000 personas a huir de sus casas según señaló el dirigente de la oficina regional de defensa civil, Adriano Fuego, que solicitaba comida, agua y otros suministros.

"Hemos observado multitud de personas desplazándose a zonas más seguras, lejos de las áreas de conflicto", señaló Fuego, y añadió que muchas de las familias desplazadas se estaban alojando en escuelas y edificios gubernamentales.

NEGOCIACIONES CON EL MILF

Ayer lunes, el presidente filipino, Benigno Aquino, ordenó a las fuerzas de seguridad que tomasen medidas contra las bandas criminales, a quienes acusa de los enfrentamientos que han causado la muerte a cerca de 30 soldados en una semana. Aquino, además, rechazó las peticiones para atacar al Frente Moro de Liberación Islámica (MILF) y para interrumpir las conversaciones de paz.

El Gobierno y el MILF llevan negociando desde 1997 para acabar con un conflicto que dura más de cuatro décadas y que ha provocado la muerte de 120.000 personas, el desplazamiento de dos millones y un retraso en el crecimiento de las zonas musulmanas del sur, pobres pero con preciados recursos.