La ministra de DDHH inicia una huelga de hambre para exigir la liberación de los revolucionarios detenidos

EUROPA PRESS 04/06/2013 02:49

"Estoy en huelga de hambre y no pararé hasta que los jóvenes revolucionarios detenidos sean liberados. Su única falta fue participar en una revuelta pacífica", dijo Mashour el pasado domingo, según ha recogido este lunes la prensa yemení.

Mashour se ha sumado así a la huelga de hambre que hace una semana iniciaron una veintena de presos políticos que se encuentran en cárceles de la capital yemení, Saná, para protestar por lo que consideran una detención ilegal.

A ellos se unió también el pasado sábado una veintena de activistas. "Visitamos a los presos políticos en la Prisión Central y comprobamos que su situación era difícil, así que decidimos solidarizarnos", ha dicho el activista Walid al Ammari.

Mashour, los activistas y los presos políticos han tomado esta decisión ante el incumplimiento por parte del Gobierno de su promesa de liberar a todos los detenidos en el marco de las protestas populares contra el régimen de Alí Abdulá Salé, en 2011.

En este contexto, fuentes gubernamentales han revelado al diario 'Yemen Post' que el presidente yemení, Abdo Rabbo Mansour Hadi, ha convocado a sus asesores para abordar el problema de los revolucionarios detenidos.

A pesar de la transición política que se puso en marcha en noviembre de 2011, desde entonces 58 personas siguen detenidas por participar en la revolución yemení y al menos otras 17 han desaparecido, de acuerdo con la ONG HOOD.

Desde el pasado 19 de marzo, las fuerzas yemeníes están inmersas en la Conferencia Nacional para implementar el acuerdo auspiciado por el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) para poner fin a un año de protestas contra el Gobierno de Salé.

El principal objetivo de la Conferencia Nacional es que las fuerzas yemeníes lleguen a un acuerdo inclusivo para redactar una Constitución, que debería estar lista este año, y dar lugar a la celebración de elecciones presidenciales y legislativas en 2014.

De este encuentro nacional se espera también una respuesta consensuada a las aspiraciones secesionistas de las provincias meridionales, a la reparación de las víctimas de la guerra de Saada (2004), a los derechos de las mujeres y a las reformas gubernamentales para combatir la corrupción.