Nueve mujeres y dos hombres esperan la muerte por lapidación en Irán

INFORMATIVOS TELECINCO 17/07/2010 00:00

Según datos de Amnistía Internacional, nueve mujeres (Iran, Khayrieh, Kobra N, Fatemeh, Ashraf Kalhori, Shamameh Ghorbani,Mokarrameh Ebrahimi, Leyla Ghomi y Hajar) podrían ser ejecutadas por lapidación. En la misma situación se encuentran también dos hombres, Abdollah Farivar y un ciudadano afgano cuyo nombre se ignora.

Desde 2006, la presión internacional ha logrado detener al menos 15 lapidaciones en Irán. Sin embargo, las autoridades iraníes continúan imponiendo condenas a muerte por lapidación. El Código Penal iraní sigue considerando este tipo de ejecución como preceptivo en casos de "adulterio durante el matrimonio", explica la organización de defensa de los derechos humanos.

Irán aplica la ejecución por lapidación a hombres y mujeres casados acusados de cometer adulterio, "desoyendo así a la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, según la cual tratar el adulterio como delito es contrario a las normas internacionales", explica la organización internacional. La lapidación está específicamente concebida para aumentar el sufrimiento de la víctima, ya que para llevarla a cabo "se escogen piedras lo suficientemente grandes como para causar dolor pero no tanto como para matar a la víctima enseguida", indica AI.

Además de Sakineh Mohammad Ashtiani, para la que Amnistía mantiene activa una campaña internacional, también condenada a morir lapidada se encuentra Iran, de etnia bajtiari. Según los informes a los que ha podido acceder Amnistía ella estaba hablando con un joven, hijo de unos vecinos, en el patio de su casa, cuando su esposo la agredió con un cuchillo. Quedó tendida en el suelo, sangrando e inconsciente. Antes de que recobrara el conocimiento, el joven mató, al parecer, a su esposo con el mismo cuchillo. Los informes indican que, cuando la policía la interrogó en relación con el homicidio, Iran confesó haber cometido adulterio con el joven, aunque posteriormente se retractó de su confesión. Un tribunal la condenó a cinco años de prisión por complicidad en el asesinato de su esposo, y a morir lapidada, por adulterio. El Tribunal Supremo confirmó la sentencia en abril de 2006. Su abogado elevó una petición para que se revocara la condena por haberse producido irregularidades jurídicas. En junio de 2007 se anunció que se había anulado la condena de lapidación y remitido la causa a un tribunal penal para que se celebrara un nuevo juicio. No se tiene noticia de que se haya celebrado el nuevo juicio. Iran se encuentra recluida en prisión.

Otro caso es el de Khayrieh, que fue condenada a muerte por lapidación por tras ser declarada culpable de complicidad en asesinato y adulterio. Según informes, sufría violencia a manos de su esposo y había iniciado una relación con un pariente de éste, que lo asesinó. Khayrieh confesó el adulterio, pero negó tener nada que ver con el asesinato de su esposo.

También Kobra N, recluida en la prisión de Tabriz, en el noroeste de Irán, fue condenada a ocho años de prisión por complicidad en el asesinato de su esposo y a morir lapidada por adulterio. Al parecer, su esposo, que era heroinómano y la trataba con violencia, la obligaba a ejercer la prostitución. En 1995, tras recibir una brutal paliza a manos de él, Kobra N dijo a uno de sus clientes habituales que quería matarlo. Al parecer, llevó entonces a su esposo a un lugar acordado con el cliente y éste lo asesinó. El homicida fue condenado a muerte, pero la familia de la víctima lo indultó previo pago de la diyeh ("dinero de sangre").

Fatemeh fue condenada a muerte por lapidación tras ser declarada culpable de mantener una "relación ilícita" con un hombre llamado Mahmoud y de complicidad en su asesinato. Su esposo fue condenado a 16 años de prisión por complicidad en el asesinato de Mahmoud. Según información publicada en mayo de 2005 por el periódico E'temad, hubo un altercado entre Mahmoud y el esposo de Fatemeh. Esta confesó haberle puesto a Mahmoud una cuerda al cuello, debido a lo cual murió estrangulado. Fatemeh afirma que no pretendía más que atarlo de manos y pies, aprovechando que estaba inconsciente, para entregarlo a la policía.

Ashraf Kalhori , madre de cuatro hijos, fue condenada a muerte por lapidación por adulterio y a 15 años de prisión por participar en el asesinato de su esposo. Ella afirma que el homicidio fue accidental, pero la policía la acusó de mantener una relación con su vecino y de provocar la agresión. Según informes, confesó el adulterio al ser interrogada por la policía, pero posteriormente se retractó de su confesión, como se ha visto en otros casos. Tenía que haber sido lapidada antes del final de julio de 2006, pero el presidente de la Magistratura, ayatolá Shahroudi, suspendió temporalmente la ejecución.

Shamameh Ghorbani , kurda iraní, conocida también como Malek, fue condenada a muerte por lapidación tras ser declarada culpable de adulterio. Según los informes, sus hermanos y su esposo asesinaron a un hombre al que habían encontrado en su casa y también estuvieron a punto de matarla a ella a puñaladas. El Supremo anuló la condena de lapidación y ordenado un nuevo juicio por considerar que la instrucción de la causa había sido incompleta. Se cree que Shamameh Ghorbani confesó al adulterio ante el tribunal pensando que de esta manera impediría que sus hermanos y su esposo fueran procesados por asesinato. Según la legislación iraní, el asesinato puede no castigarse si el responsable lo ha cometido para proteger su honor o el de un familiar suyo. Según informes, en una carta dirigida a la Sección 12 del Tribunal Penal, Shamameh Ghorbani ha dicho: "Como soy una mujer de campo y analfabeta y no conozco la ley, pensé que si confesaba haber mantenido una relación con el difunto, impediría que mis hermanos y mi esposo fueran acusados de asesinato intencional. Dije estas palabras falsas en el tribunal y entonces comprendí que me había perjudicado a mí misma".

Mokarrameh Ebrahimi está condenada a muerte por lapidación por haber cometido adulterio con Ja'far Kiani, quien murió lapidado. En 2007 su abogado anunció que la Presidencia de la Magistratura había remitido la causa a la Comisión de Amnistía e Indulto.

Leyla Ghomi se encuentra recluida, se cree, en la prisión de Evín de Teherán, condenada a muerte por lapidación. Amnistía Internacional no dispone de más información sobre su caso.

Hajar fue condenada a muerte por lapidación en septiembre de 2007, según informes, tras ser declarada culpable de adulterio. De acuerdo con los informes, un hombre acusado junto con ella fue condenado a recibir 100 latigazos por fornicación. Asimismo, afirmó que, debido a que su esposa tenía problemas médicos que le impedían mantener relaciones sexuales, había contraído sigheh (matrimonio temporal) con su joven alumna, por lo que su relación con ella no era ilegal ni adúltera.

En cuanto a los dos hombres que se encuentran a la espera de morir lapidados, Abdollah Farivar fue condenado tras ser detenido a raíz de la denuncia de un hombre que lo acusaba de mantener una relación ilegal con su hija. De cuerdo con los informes, Abdollah Farivar, que es músico, daba clases particulares a una niña y mantenía una relación de índole sexual con ella desde que la niña tenía 16 años. Abdollah afirma que al principio confesó, tres veces en el transcurso de tres semanas, porque tenía miedo de los investigadores de la policía. De acuerdo con el Código Penal iraní, cuatro confesiones constituyen una prueba de la culpabilidad. Sin embargo, Abdollah escribió al tribunal manifestando que jamás había confesado por cuarta vez. El último caso corresponde a un hombre afgano cuyo nombre se ignora que podría ser ejecutado por lapidación en Mashhad por la violación en 2003 de una niña de 16 años, cuñada suya. En la decisión se reconoció el derecho del juez a hacer uso de su conocimiento para determinar la causa, porque el hombre había confesado sólo tres veces, no cuatro.