Los vecinos de Tacloban empiezan a reconstruir sus vidas más de dos semanas después del azote del tifón Haiyan, el más destructivo que ha conocido Filipinas en toda su historia, y que ha dejado gran parte del país reducido a escombros. Una tienda vacía de la ciudad epicentro del seísmo se ha convertido en refugio temporal de seis jóvenes familias. No tienen electricidad y sobreviven con la comida y el agua que les proporcionan las organizaciones humanitarias. Pero ahora, dos árboles de Navidad que han rescatado de entre los escombros, han conseguido devolverles la esperanza.
Los preparativos navideños han conseguido devolver la sonrisa al menos a los más pequeños. Pero lo cierto es que no todos están de humor para fiestas. La tormenta mató a 5.209 personas según informó el viernes la Agencia Nacional de Desastres y miles de filipinos continúan desaparecidos.