En su comunicado, ha expresado su satisfacción con los avances en Hawiya, en la provincia de Kirkuk, recalcando que "nada es más importante que proteger a los civiles afectados por el conflicto".
"El Derecho Humanitario es claro. Se debe hacer todo lo posible para garantizar que la gente esté segura y tenga acceso a la ayuda (humanitaria) que necesita", ha subrayado.
Así, Grande ha cifrado en 5,4 millones los civiles desplazados en el país desde 2014, cuando Estado Islámico lanzó una ofensiva relámpago en la que se hizo con grandes zonas de Irak y Siria, declarando un 'califato'.
"La protección sigue siendo nuestra principal preocupación. Los trabajadores humanitarios siguen profundamente preocupados por incidentes como castigos colectivos, restricciones a la libertad de movimiento, desalojos, regresos forzosos y explotación sexual, incluidos en los campamentos de emergencia", ha dicho.
"Hay casos desgarradores de niños, ancianos y discapacitados siendo separados de sus familias. Cientos de miles de personas, incluidos decenas de miles de niños muy jóvenes, han estado expuestos a peligros extremos, estrés y trauma y necesitarán años de tratamientos y cuidados especializados", ha señalado.
Grande ha denunciado además "las presiones ejercidas contra trabajadores humanitarios", asegurando que "se ha informado a las autoridades de cada caso en el que se les ha pedido que hagan algo que viola las normas de actuación".
"Es fundamental que el Gobierno siga investigando cualquier violación de los principios humanitarios y que informe de los abusos de los Derechos Humanos de forma transparente", ha remachado.
El Ejército de Irak anunció la semana pasada la toma de Hawiya, y con la pérdida de esta ciudad Estado Islámico controla únicamente en Irak dos ciudades en la provincia de Anbar (oeste): Qaim y Rawa. Hasta hace dos semanas controlaba también Annah, en esta misma zona, si bien la perdió en el marco de otra ofensiva militar.