Horas después de inyectarse la silicona, la mujer llamó a emergencias. Se sentía mareada y tenía un fuerte dolor en el pecho, según fuentes policiales.
Inmediatamente fue trasladada al Centro Médico del Monte San Lucas, donde los médicos la declararon muerte cerebral. Trece días después, la desconectaron de las máquinas que la mantenían con vida.
Su hermano, Tymel Bynum, ha asegurado al New York Daily News que sus pies se pusieron azules después del procedimiento. Así que la metieron dos veces en la ducha dos veces en la clínica, donde se inyectó la silicona antes de ser enviada a casa.
Por ello, la familia alega negligencia médica. Por su parte, fuentes de la investigación aseguran que el caso está abierto a la espera de la autopsia del médico forense.