Los cuatro ejecutados habían sido declarados culpables de matar a civiles inocentes, atacar a las Fuerzas Armadas de Pakistán y las agencias de seguridad.
Todos ellos, según la versión oficial, confesaron ante los jueces sus delitos y en todos los casos se encontraron armas o explosivos en su posesión.
El primer ministro de Pakistán, Nawaz Sharif, retiró la moratoria que imperaba en el país sobre la pena de muerte tras un atentado ejecutado por los talibán paquistaníes en diciembre de 2014 contra una escuela de la localidad de Peshawar (norte), suceso que se saldó con la muerte de 145 personas, entre ellas 132 menores de edad.