El banquete reúne a multitudes, aunque no es apto para todos los estómagos porque la carne de perro es la protagonista de una cita anual en cada solsticio de verano en la ciudad china de Yulin. Incapaces de digerir esta tradición, numerosos activistas se han presentado en el festival para protestar contra el maltrato a estos animales. Denuncian una crueldad que empieza con la captura, luego con la venta y finalmente con el sacrificio de los perros en los mataderos de los mercados. Es una casquería canina a la que no estamos acostumbrados los occidentales, pero que en China y en otros países de Aisa, con Vietnam, está más asumido. Y así lo reivindican algunos.Los defensores de los perros denuncian además que su consumo es peligroso para la salud pública, porque los animales muchas veces son envenenados con productos químicos. Su lucha, sin embargo, está lejos de conseguir resultados.