Los perros de Chernóbil, más cerca de una nueva vida en Estados Unidos

Informativos Telecinco 25/06/2018 19:04

Después de que los humanos abandonaran Chernóbil, un sonido se ha instalado en el lugar: los ladridos. En la zona, afectada por el peor accidente nuclear de la historia, viven una gran cantidad de perros callejeros. Dueños y señores del espacio, serán próximamente trasladados a Estados Unidos, tal y como informa el diario Clarín.

La fundación estadounidense Clean Futures Fund (CFF) ha puesto en marcha un programa de adopción de animales a través del cual 200 perros mayores de un año volarán rumbo a Estados Unidos. Una acción que comenzó con la visita de su cofundador Lucas Hixson al lugar en el año 2013. Entonces se dio cuenta de la gran cantidad de perros que había en la zona y terminó adoptando uno el pasado año.

Tras poner en marcha la iniciativa, la organización ha recibido unas 300 respuestas en poco tiempo. Para poder adoptar a uno de los animales domésticos, los candidatos tendrán que rellenar un formulario online y después pasar varias entrevistas, entre las que destaca una visita al dominio familiar efectuada por miembros de CFF en el país.

Los perros, por su parte, tendrán que pasar varios exámenes médicos para comprobar su tasa de radiactividad en el que fuera centro de desinfección para los empleados de la centrar, en la actualidad reconvertido en hospital. Si fuera alta, algo que todavía no ha ocurrido, se les sometería a un proceso de desintoxicación tras el cual quedarían completamente sanos. Los perros adultos, por su parte, no cambiarán de residencia, ya que esto les podría causar estrés, pero sí serán esterilizados y curados en un plazo de dos años.

Después de completar las numerosas pruebas, los perros serán trasladados a un refugio en Slavutich, a 50 kilómetros de la central nuclear, donde permanecen de cuatro a seis semanas, para después ser trasladados a Estados Unidos.

Dueños del lugar

Tras la explosión del reactor número cuatro de la central soviética de Chernóbil que tuvo lugar en abril de 1986 y la finalización de las tareas de desinfección, los perros se convirtieron en los únicos habitantes de la zona. La prohibición de vivir de forma permanente no ha afectado a estos animales domésticos, en la mayoría descendientes de las mascotas abandonadas después de la catástrofe. Ahora, en cambio, estos abandonarán la famosa central nuclear.