Primera semana de infarto de Donald Trump en la Casa Blanca

Pilar García de la Granja 30/01/2017 06:00

Trump, a nivel internacional, ha tenido su primer conflicto diplomático-comercial serio con México. Su primer conflicto diplomático serio con 7 países países musulmanes entre ellos Irán, con quien Obama había reestablecido relaciones tras el pacto nuclear. Sus relaciones con Canadá penden de un hilo, a la espera de la llegada esta semana de Justin Trudeau a Washington para iniciar la renegociación del Tratado de Libre Comercio de America del Norte, Nafta.

A nivel de política interna, el ritmo no ha sido menos intenso. Le ha dado un mes al Pentágono para que le presente un plan para acabar con ISIS, ha firmado una Ley Ejecutiva para prohibir que todos los empleados del gobierno americano trabajen de por vida para otros países - una vez abandonada la Administración- y durante cinco años para empresas extranjeras. Ha anunciado tasas de entre el 5% y el 30% para todas aquellas multinacionales que no inviertan en Estados Unidos, ha firmado el decreto para dejar de financiar la parte estatal del famoso #ObamaCare y ha firmado el decreto de la nueva ley migratoria para refugiados, y seguidamente para el resto.

Además ha congelado las contrataciones de empleados públicos y les ha congelado su salario. Ha pedido a Naciones Unidas su balance de ingresos y gastos, partida a partida, país a país y en la sede de la ONU en Nueva York solo se ven caras de angustia. Estados Unidos financia con un 25% el presupuesto de la Institución multilateral. Otra promesa de campaña “ la ONU es un club de amigos donde se reúnen para gastar el dinero de los contribuyentes estadounidenses”, dijo.

Al mismo tiempo se ha reunido en la Casa Blanca con todos los líderes sindicales quienes se mostraron “ agradecidos por sus acciones resolutas para devolver a la América industrial el lugar que tuvo y los empleos que se necesitan”. A ellos les contó que había firmado otro Decreto por el que los dos principales oleoductos del país paralizados durante la época del Presidente Obama se ponían en marcha “ con empresas americanas y trabajadores americanos”.

Y todo ello, sin dejar su afición al twitter, concediendo 3 entrevista a tres televisiones, reuniéndose con Theresa May - la premier británica- a quien prometió unas “relaciones mejor que nunca en la Historia entre los dos países” después de asegurar que “el Brexit es un activo y no un pasivo para el mundo”.

Esta segunda semana que empieza no parece que vaya a bajar el ritmo de Trump. Para empezar el jueves decide quién es su candidato para el Tribunal Supremo. Y todo indica que será un hombre propuesto por su vicepresidente Pence, para intentar apaciguar los ánimos de los republicanos en el Capitolio, tan impactados como el resto por las Ordenes Ejecutivas de la primera semana.

De momento, lo único que se sabe sobre su primera conversación teléfonica con Putin, el presidente ruso, es que mantiene las sanciones a Rusia, aunque “se quiere llevar bien con él y quiere un plan conjunto para acabar con ISIS”. Poco más ha trascendido.

Los medios de comunicación en Estados Unidos intentan seguir el ritmo, pero es complicado. En una cosa todos coinciden, ha cambiado con Trump no solo la forma de hacer política, sino la forma de relacionarse con el mundo - en el sentido diplomático y en el de la comunicación.