Libertad versus Seguridad

Pilar García de la Granja 11/06/2013 12:20

La primera gran cuestión que se plantea es :¿Qué grado de seguridad tiene la “seguridad” estadounidense?. ¿Cómo es posible que las grandes agencias de inteligencia tengan unos sistemas contra los hackers tan endeble que, permitan que cualquiera de los miles de empleados se puedan llevar información que pone en peligro la seguridad nacional?. Es , sin duda sorprendente.

Pero, a parte de lo obvio, está el debate político y el debate de fondo. El debate político tiene que ver con el posicionamiento del Presidente Obama y su administración frente al poder que tienen que tener las administraciones públicas en materia de seguridad, y el conocimiento del ciudadano. Obama llega al poder prometiendo muchas cosas, pero una de las más importantes era el respeto a los derechos humanos y a los derechos individuales por encima de cualquier lucha, incluida la antiterrorista. Seis años después de ganar la Presidencia de Estados Unidos resulta que su Administración ha impulsado la mayor trama de espionaje a los ciudadanos libres jamás imaginada. De hecho, el New York Times llegó a calificarlo el “peor error imaginable” en su editorial. El Presidente ha permitido que se espíen todas las llamadas telefónicas entre ciudadanos estadounidense, y todas las llamadas telefónicas desde el extranjero que reciben estadounidenses desde 2007. Paralelamente, según reconoció el propio Obama el viernes pasado, el Presidente dio la orden de investigar todos los correos electrónicos entre ciudadanos estadounidenses y extranjeros cuyos receptores son estadounidenses.

Para montar este “gigantesco Gran Hermano”, según lo calificaba el editorial del Washington Post, la CIA ha ordenado a todas las empresas implicadas- de telefonía y de Internet- a entregarles los datos de las llamadas telefónicas, los números, la duración. Respecto de los correos electrónicos las empresas han dado todos los datos de la “referencia”. Según reconocía el propio Presidente Obama el viernes en improvisada rueda de prensa, “las conversaciones no están siendo grabadas”, pero si los datos de las misas: quien llama, desde donde se llama, que número de teléfono, y duración de la llamada. Estos datos cruzados con los de Internet – de forma secreta y general, sin conocimiento de los jueces- efectivamente pueden evitar ataques terroristas, pero es evidente que suponen la mayor agresión a los derechos individuales que se ha producido en Estados Unidos.

Además de la derivada del escándalo político, y de la sensación de millones de ciudadanos de estar siendo espiados sin saberlo, americanos y extranjeros. Está la derivada diplomática y empresarial mundial. Derivada diplomática mundial, porque mientras Occidente ( Estados Unidos y Europa acusa a China de pretender usar Internet para espiar, y por ello se les niega acceso directo a las grandes redes, resulta que quien espía ya, confirmado, y en secreto es Estados Unidos.

La derivada empresarial, tiene que ver con todas aquellas empresas de Internet y de telefonía no americanas, cuyas llamadas y datos han sido facilitados a la Inteligencia americana, en principio sin su conocimiento. ¿Qué piensan sus directivos, que piensan sus accionistas, que piensan los líderes de los países europeos cuyos ciudadanos que hayan tenido relación telefónica o electrónica con EEUU han sido espiados?.

El debate entre la seguridad y la libertad tiene que tener un límite, y sobre todo, ser transparente. No es posible pensar que los ciudadanos somos menores de edad incapaces de adoptar y valorar decisiones importantes. Si un gobierno, dicen muchos demócratas en el Congreso, tiene que luchar contra el ciberterrorismo lo primero es explicarle a la ciudadanía las fórmulas para hacerlo. Y después los ciudadanos han de elegir. De hecho, el problema político, lo tiene ahora mismo el Presidente Obama con sus propios senadores y congresista, los republicanos – ya se sabe- suelen preferir la seguridad a la libertad.