Los Acuerdos de Viernes Santo de 1998 pusieron fin en buena medida a tres décadas de violencia en el Ulster entre protestantes, que querían permanecer en Reino Unido, y católicos, partidarios de la unificación con Irlanda, pero ha seguido habiendo actos de violencia esporádicos.
Los grupos escindidos del Ejército Republicano Irlandés (IRA) han perpetrado ataques contra policías y miembros de las fuerzas de seguridad en los últimos años. En 2012, un funcionario de prisiones norirlandés murió en un tiroteo en una carretera atribuido a estos grupos, el primer asesinato de este tipo desde 1993.
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