El primer ministro iba perfectamente uniformado con un carné que le identificaba como uno de los conductores de la compañía Oslo Taxi.
El taxi estaba equipado con cámaras ocultas para utilizar las reacciones de los pasajeros si éstos accedían. Algunos de los "clientes" fueron elegidos al azar y otros fueron llevados al taxi sin saber que el conductor sería Stoltenberg.
"Para mí es importante escuchar lo que la gente piensa de verdad y hay un lugar en el que dicen lo que piensan de la mayoría de los asuntos, y es en un taxi", había afirmado Stoltenberg, al diario noruego 'Aftenposten' en su edición digital.
Sin embargo, después de todo esto, el periódico vg.no ha revelado que cinco de los pasajeros que intercambiaban amistosamente con Jens Stolteberg habían sido pagados por la agencia publicitaria que organizó todo.
Cinco de los 14 pasajeros sabían de antemano que iban a participar en un vídeo relacionado con la campaña electoral de los laboristas.
Por la ayuda al partido recibieron el pago compensatorio de 500 coronas noruegas, equivalente a unos 64 euros.
Los que fueron recogidos al azar fueron llevados a su destino gratis y no cobraron nada por participar.
La Agencia de publicidad noruega que realizó el vídeo defendió la validez de su propuesta, porque los pasajeros reales representaban el 60% de la muestra.
Además, explicaron que los figurantes pagados eran necesarios para garantizar una participación representativa por sexo, edad y origen.