El primer ministro de Zimbabue promete "un nuevo capítulo" para el país

EFE 11/02/2009 10:22

En una alocución ante miles de seguidores reunidos en un estadio de Harare, el líder del Movimiento para el Cambio Democrático (MDC) dijo que quiere comenzar un proceso de "curación nacional".

"Debemos curar a nuestra Nación, pues sin ello nunca habrá un progreso nacional", dijo Tsvangirai horas después de jurar su cargo en el palacio gubernamental ante el presidente zimbabuense, Robert Mugabe, líder de la oficialista Unión Nacional Africana de Zimbabue-Frente Patriótico (ZANU-PF), con la que el MDC formará el próximo viernes un gobierno de unidad.

Mugabe, quien cumple este mes 85 años y ha gobernado ininterrumpidamente en Zimbabue desde que el país se independizó del Reino Unido en 1980, fue reelegido en junio pasado en la segunda ronda de unas controvertidas elecciones presidenciales cuyo resultado no fue reconocido por la comunidad internacional.

Tsvangirai, quien había ganado en la primera vuelta pero sin llegar al 50 por ciento de los votos requerido para una mayoría directa, se retiró de la segunda ronda a causa de la violencia e intimidación de militantes de la ZANU-PF contra sus seguidores, de los que más de 200 fueron asesinados.

Los dos partidos acordaron el 15 de septiembre pasado compartir el poder, tal como había aconsejado la Unión Africana tras las presidenciales del año pasado, pero el pacto quedó estancado debido a que la ZANU-PF pretendía retener todos los ministerios más importantes y relegar al MDC a un papel de socio menor dentro del gobierno de unidad.

"Trabajaré para crear una sociedad en las que nuestros valores (morales) sean más fuertes que las amenazas de violencia", dijo Tsvangirai, que fue ovacionado por la multitud. Mugabe no concurrió al acto público.

Tsvangirai fue brutalmente apaleado y herido de gravedad en la cabeza cuando la Policía reprimió duramente una manifestación religiosa en marzo de 2007 que había sido prohibida por órdenes expresas de Mugabe.

El líder del MDC ha sido arrestado varias veces y acusado de traición, cargo que en Zimbabue acarrea la pena de muerte, pero nunca resultó convicto.

"No podemos seguir enfrentados, hermanos contra hermanos. Necesitamos amor y no odio", dijo Tsvangirai, que pronunció el discurso con su esposa Susan a su lado.

Aunque prometió "reconciliación", el líder del MDC, que tiene la mayoría en el Parlamento tras triunfar en las elecciones legislativas del año pasado, puntualizó que "es importante no olvidar lo que ha pasado, porque mañana podría volver a suceder".

El antiguo obrero textil y líder sindical fue uno de los miembros fundadores del MDC en 1999 y el simple lema del partido "Cambio" atrajo principalmente a los jóvenes y trabajadores urbanos, desesperados por encontrar empleo y nuevas oportunidades en una economía devastada por una fallida reforma agraria y el cierre de las fábricas.

Tsvangirai prometió "trabajo y comida para todos al margen de su afiliación política" y subrayó que una de las primeras tareas de su gobierno será ocuparse de la epidemia de cólera que afecta a Zimbabue, la peor de su historia, y que ha causado la muerte de unas 3.400 personas, de un total de casi 68.000 casos registrados en todo el país.

La mayor ovación se produjo, sin embargo, cuando prometió que para fines de este mes todos los empleados públicos recibirán sus sueldos en divisas extranjeras.

La galopante inflación en Zimbabue, cuyo índice anual en julio pasado -la última vez que el Gobierno informó al respecto- superaba los 231 millones por ciento, ha dejado sin valor al dólar zimbabuense.

La administración de Mugabe, que ha usado el erario público como su cuenta privada, se encuentra en bancarrota y la semana pasada ofreció pagar los sueldos a los maestros y trabajadores del sector de la salud que se encuentran en huelga con bonos de comida. La oferta fue rechazada.

Los empleados de la administración pública afirman que sus salarios no alcanzan siquiera para pagar el costo del pasaje en autobús para ir a trabajar.

"Debo ser honesto con ustedes, queremos un gobierno abierto y transparente y ello debe comenzar con el liderazgo", concluyó Tsvangirai, quien insistió en que "debe terminarse con la pseudo-democracia", en una referencia directa a los 29 años de gobierno continuo de Mugabe, que hasta 1999 renovó su mandato en elecciones sin una real oposición y apeló luego al fraude electoral.

En una entrevista difundida hoy por el canal privado sudafricano "e-News", Tsvangirai manifestó, no obstante, sus dudas sobre la "seriedad" de Mugabe respecto del Gobierno de unidad y dijo que "partimos de cero (...) y ni siquiera yo estoy seguro de que esto vaya a salir adelante".