Ir a la playa vuelve a ser posible desde este viernes en Florida pese a la alta tasa de contagio por COVID-19

  • Se permitirá caminar, nadar, surfear o pescar en Jacksonville cumpliendo las normas de distanciamiento social

  • La decisión ha generado muchas críticas con la cantidad de casos de coronavirus aún en alza en el país

Las playas de Jacksonville, en Florida, serán este viernes las primeras de Estados Unidos en reabrir al público tras el anuncio del presidente del país, Donald Trump, de que los estados deben decidir por sí mismos cuándo levantar las restricciones.

El alcalde republicano, Lenny Curry, ha indicado que va a permitir a los ciudadanos volver a las playas para "actividades esenciales solo" ya que, a su juicio, la tasa de contagios le permite tomar esa decisión. La medida significa que los residentes pueden salir a caminar, nadar, surfear, correr o pescar, siempre y cuando cumplan con las pautas de distanciamiento social. Sin embargo, se prohibirá tomar el sol, acampar durante la noche y reuniones de más de 50 personas.

"Este puede ser el comienzo del camino de regreso a la vida normal", dijo. "Por favor, respeten y sigab estas limitaciones. Manténgase dentro de las pautas para su seguridad, así como para la seguridad de sus vecinos". Se ha advertido a las personas que se metan al agua bajo su propio riesgo, ya que los socorristas no estarán de servicio.

La tasa de infección debería disminuir durante 14 días antes de una reapertura

Obviamente, la decisión ha generado muchas críticas, con la cantidad de casos de coronavirus aún en aumento en el estado y en contra de las recomendaciones de Trump de que las tasas de infección deberían haber disminuido durante 14 días antes de comenzar la reapertura. El estado reportó un número de muertos de 668 el jueves, 54 más que en la jornada anterior. Ahora hay más de 23.300 casos de Covid-19 en Florida. "Esta es realmente una mala idea", dijo a ABC News la vecina de Jacksonville Deborah Melvin: "Me temo que tengo miedo por mí misma. Tengo miedo por mi familia. Todos deberían usar su sentido común".

La decisión llega justo después de que Trump declarara que la nación está en el "proceso" de ganar la guerra contra el coronavirus, y anunciara el nuevo retorno gradual hacia la normalidad, incluso cuando las muertes e infecciones en la nación siguen aumentando. Sin embargo, el presidente se alejó aún más de su afirmación de tener autoridad 'total' sobre cuándo reabrir el país, y les dijo a los estadounidenses que 'permitiría' que los gobernadores reabrieran a su discreción.

El plan en tres fases de su administración proporciona solo una idea general de cómo y cuándo los estados podrían organizarse hasta un punto en el que sus ciudadanos pudieran congregarse, trabajar, educarse y cenar en público. El jefe de los Centros para el Control de Enfermedades, el doctor Robert Redfield, indicó que las primeras aperturas podrían no ser estado por estado sino condado por condado. "Hay una serie de jurisdicciones que están muy cerca de tener esa capacidad", dijo, pero matizó que es "muy importante que el brote en estas jurisdicciones realmente esté disminuyendo constantemente durante un período de dos semanas" para que ocurra la reapertura.

Redfield señaló la capacidad de realizar pruebas rápidas y el rastreo de contactos, así como también poder evaluar a las personas que presentan una enfermedad "similar a la gripe". Entre los primeros estados en pasar a la Fase Uno parecen estar los estados que Trump llevó en 2016 y que están dirigidos por gobernadores republicanos, mientras que varios centros urbanos, incluidos Nueva York, Filadelfia, Baltimore, Nueva Orleans y Washington, DC, siguen siendo duramente golpeadas como para pensar en una reapertura temprana.