La odisea de un refugiado sirio atrapado siete meses en un aeropuerto de Malasia

Informativos Telecinco 05/10/2018 17:26

Trabajaba como vendedor de seguros en Emiratos Árabes Unidos cuando estalló la guerra en Siria en el año 2011 y, desde entonces, su vida se volvió una pesadilla. Con el conflicto, su embajada le dio la espalda y no le permitió renovar el pasaporte porque no quería volar a Damasco para realizar el servicio militar. Sin trabajo, sin hogar y sin patria, el país de Oriente Medio lo deportó a Malasia y aquí, su travesía se convirtió en una ratonera sin salida.

Tras un viaje frustrado a Ecuador y otro a Camboya, de donde fue expulsado, Hassan ha pasado sus días encerrado en la zona de embarque del aeropuerto de Kuala Lumpur, a la espera de una ayuda que no llega. “Mi mundo es pequeño. Algunas sillas, dos baños, un largo pasillo para caminar y esta gente, que me hace las cosas más fáciles”, afirmaba mientras señalaba a uno de los empleados del aeropuerto.

Una dura historia que retransmite a través de las redes sociales. Ahí ha compartido desde la ayuda prometida por unos voluntarios canadienses, que puede tardar 24 meses en llegar, hasta imágenes leyendo o haciendo punto para matar el tiempo. Su último tuit: el 1 de octubre. Un día después las autoridades lo detenían por estar, según dicen, en un área restringida del aeropuerto.

“Se supone que los pasajeros con tarjeta de embarque en el área de embarque deben subir a su vuelo, pero este hombre no lo ha hecho”, aseguró en una rueda de prensa posterior al arresto el director del Departamento de Inmigración malasio, Datuk Seri Mustafar Ali.

Ahora se teme que haya sido deportado a Siria, en donde su vida correría un grave peligro. La devolución a la fuerza de un refugiado o solicitante de asilo con riesgo de muerte está prohibido por el derecho internacional. Sin embargo, Malasia no firmó la Convención de 1951 sobre el Estatuto de los Refugiados, donde se recoge esto. Por ello, organizaciones como Amnistía Internacional han mostrado su preocupación y ha recordado que “tiene derecho a protección internacional”.

“La detención de Hassan al Kontar es el más reciente traspié en una serie de gestiones defectuosas de su caso. Su deportación a Siria sería una abominación, habida cuenta de la crítica situación que se vive allí y los claros riesgos para su seguridad”, han afirmado en un comunicado.

Un cumpleaños en solitario con un pequeño pastel, la boda en la distancia de su hermano y la muerte de su padre son algunos de los momentos que Hassan ha tenido que vivir entre las cuatro paredes de la terminal. El día antes de su detención compartía un vídeo con buenos momentos de toda su vida con la esperanza de que, el próximo capítulo, tenga final feliz.