Es la forma más practica de eliminar las pruebas del delito: tragárselas. John Ford, un atracador, en Estados Unidos, había escrito una nota en la que coaccionaba al empleado de un banco a darle el dinero. Cuando fue detenido, sospechoso de haber cometido el hurto, el ladrón se comió literalmente la nota para no ser inculpado, pero la cámara de seguridad que portaba el vehículo policial captó el intento de hacer desaparecer el papel. En menos de tres segundos consiguió, y pese a estar junto a los agentes policiales que en esos momentos registraban sus bolsillos, masticar y tragarse el papel. Cuando los agentes visionaron la cinta encontraron al 'ladrón hambriento', el mismo que mediante un papel, el que había devorado, robaba horas antes en un banco.
Resolver delitos que se cometen bajo la vista de los dispositivos de seguridad es un arma de gran utilidad, tanto que los coches policiales en Estados Unidos las llevan adosadas.
Casos de brutalidad policial, persecuciones policiales a 160 km/h con una niña de once años como fugitiva, detenciones con caimanes en el maletero o salvamentos in extremis... muchos casos son tan insólitos que de no ser por las grabaciones resultan difíciles de creer. IM