¿Sobrevirá Boris Johnson sin su polémico asesor Dominic Cummings?

  • La dramática salida de Downing street del cerebro de la campaña de Brexit ha sido recibida con júbilo pero se abre un periodo incierto en el Reino Unido

  • Algunos lo ven como una oportunidad de pasar página e iniciar una nueva era marcada a partir de ahora por el consenso

  • Boris Johnson busca urgentemente un jefe de gabinete permanente para afrontar los retos actuales: la pandemia, la salida de la UE y la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca

A los que les gusta una buen culebrón político no han tenido que recurrir a ninguna serie de televisión. En las últimas horas bastaba seguir los medios de comunicación británicos para encontrar todos los ingredientes de un buen guion: un Primer Ministro excéntrico, Boris Johnson, su pareja y madre de su último hijo, Carrie Symonds, su principal y polémico asesor, Dominic Cummings, y su director de comunicación, Lee Cain.

Los dos primeros siguen en el número 10 de Downing Street; los dos restantes, ya no. Esta semana salieron a la luz los trapos sucios de la oficina más famosa del país y se pusieron de manifiesto las luchas de poder que había en su interior, en un momento en el que los ciudadanos esperaban que Johnson y su equipo estuviesen trabajando por el bien del país, en plena pandemia y en medio de la negociación contrarreloj con Bruselas.

Lee Cain deseaba el puesto de jefe de gabinete, pero Boris Johnson no aceptó sus condiciones. Dimitió el miércoles por la noche pero aceptó quedarse hasta Navidad. Un día después, Cummings tomó la misma decisión. Y, de repente el viernes por la tarde, se produce una imagen insólita y se anuncia que ambos se van ya, y no van a volver, aunque su contrato sigue en vigor hasta el mes que viene.

La salida de Cummings por la famosa puerta negra, con su mochila y una caja de cartón quedará para la Historia. “Hay varias maneras alternativas de entrar o salir del número 10, por la puerta trasera del sótano o por el Cabinett Office. Solo necesitas salir por la puerta principal llevando una caja de mudanza si quieres ser fotografiado haciendo eso”, cuenta Tom Newton Dunn, comentarista político de Times Radio.

¿Qué precipitó dicha salida?

La prensa coincide en que Boris Johnson se reunió con Cummings y Cain, pero luego hay distintas versiones sobre lo que pasó en ella. Según el Financial Times, el Primer Ministro les enseñó unos mensajes que habían sido reenviados a Carrie Symonds en los que la criticaban por no estar de acuerdo con que Cain fuese nombrado jefe de gabinete. No hay que olvidar que ella fue directora de comunicación del Partido Conservador.

Otros medios de comunicación aseguran que Johnson no estaba contento por el hecho de que supuestamente dijesen a sus espaldas que era “muy indeciso” y les echó en cara que estuviesen “desestabilizando el Gobierno en medio de una negociación tensa sobre el Brexit”. Así que les pidió que “se fuesen de Downing street y que no volviesen”. Sea como sea, quizá nunca lleguemos a saber a ciencia cierta qué es lo que realmente pasó.

El Rasputín del Primer Ministro

Dominic Cummings tiene 48 años y estudió la carrera de Historia Moderna en la Universidad de Oxford. Es el rey de las campañas y un euroescéptico convencido. Fue responsable de la que consiguió que el Reino Unido no dejase la libra en favor del euro y años después fue el cerebro de Vote Leave, la organización que defendió la salida del Reino Unido de la Unión Europea en el referéndum del Brexit de 2016. Uno de los eslóganes que creó fue el famoso “take back control” (recuperemos el control).

Allí coincidió con Lee Cain y trabaron amistad. Después, ambos fueron fichados por Boris Johnson para trabajar en Downing Street cuando sustituyó a Theresa May al frente del Gobierno británico en julio del año pasado. Ese dúo, que unos admiraban y otros odian, fueron los responsables de la victoria aplastante en las elecciones generales de diciembre del año pasado, en las que logró mayoría absoluta. Y es que convenció a votantes laboristas de toda la vida para que diesen su voto a Johnson. Buena parte de ese éxito se debe al brillante lema de campaña “Get Brexit done”.

Saltarse el confinamiento

Lo que ha marcado un antes y un después en su relación con el Primer Ministro es su comportamiento durante el primer confinamiento. Mientras millones de ciudadanos permanecían en sus casas y seguían las reglas del Gobierno, Cummings decidió conducir con su hijo y mujer, que tenía síntomas de COVID, centenares de kilómetros hasta el norte de Inglaterra donde vive su familia.

Fue descubierto y tuvo que comparecer ante la prensa y dar explicaciones, aunque estas no convencieron y tampoco pidió perdón. Hasta personas fieles a Johnson reclamaron la cabeza de Cummings, pero este se negó a dimitir y su jefe tampoco lo despidió. Eso afectó la credibilidad del Gobierno y los índices de popularidad del líder conservador empezaron a caer. Varias voces adujeron entonces que, si no se desprendía de su controvertido asesor, era porque “no podía vivir sin él”.

¿Fin de una era?

Así quiere Downing Street que se interprete la salida de este dúo de asesores, que habían generado demasiados enemigos en el Ejecutivo, en el grupo parlamentario conservador, en el cuerpo de altos funcionarios del Estado y en los medios de comunicación.

Según el ex asesor de Downing Street, Tim Montgomerie, Cummings había establecido un “reino de terror” (si no estabas con él, él decidía que estabas contra él). Eso no permitía “discusiones robustas para tomar decisiones serias y eso llevaba a que se produjesen errores. Boris Johnson tiene ahora la oportunidad de convertirse en un primer ministro serio”.

La BBC habla de “airear Downing Street” otros van más lejos y lo describen como “revolución”. Sea como sea, desde la oficina del Primer Ministro insisten en pasar página y en iniciar de una época en la que habrá menos agresión y menos división.

Sin embargo, para el editor de políticas gubernamentales del programa Newsnight de la BBC, Lewis Goodall, “lo importante no es tanto la salida de Cummings sino la salida de Trump”. La victoria del demócrata Joe Biden en las elecciones de Estados Unidos ha obligado al Gobierno a un cambio de chip, aunque nadie parece tener claro qué dirección va a tomar la política de Boris Johnson a partir de ahora, salvo su insistencia en la lucha contra el cambio climático.

El líder del Partido del Brexit, Nigel Farage, ha dicho que “está bien documentado que nunca me ha gustado Dominic Cummings, pero él ha apoyado el Brexit. Verlo salir del número 10 llevando una caja de cartón me indica que el momento de traicionar los principios del Brexit está cerca”.

Y es que esta semana los equipos de Londres y Bruselas han estado negociando en la capital británica, pero no se ha producido ningún avance. El próximo 31 de diciembre finaliza el periodo de transición y el Reino Unido deberá salir definitivamente de la UE con o sin acuerdo.

Búsqueda de estabilidad

Aunque para algunos es un genio y creen que es un error que se vaya, su figura es tan tóxica que su salida ha sido recibida con júbilo por ciudadanos y políticos de todas las sensibilidades, incluso con unas muestras de entusiasmo que llaman poderosamente la atención, como si con su marcha se solucionasen todos los problemas del país.

Para empezar, Boris Johnson necesita encontrar un jefe de gabinete permanente. Ha nombrado de forma temporal a Edward Lister, de 71 años, un asesor fiel que ha estado a su lado durante años, incluso cuando fue alcalde de Londres. Sin embargo, los analistas consideran que este paso no es suficiente; es un mero “parche”.

Puede que 2021 sea, sin Cummings, un año más respetuoso y amable, pero lo que está claro es que las dificultades para el Primer Ministro continúan. Algunos opinan que los últimos capítulos de la obra a la que hemos asistido han sido un ejercicio de relaciones públicas en el país cuna del teatro. Y, aunque su principal asesor, por ahora se va, creen que su impacto se sentirá incluso cuando ya no esté… Aunque también hay quien piensa que no está claro que se vaya del todo.