Kunduz, en el norte del país, era el último bastión insurgente antes de que la intervención estadounidense en 2001 les apartara del poder. La batalla de esta semana comenzó cuando decenas de milicianos, entre ellos integrantes de Estado Islámico, lanzaron una serie de ataques coordinados en diferentes localidades de la provincia.
Así, en Kunduz han fallecido en la última semana 190 milicianos y otros 125 han resultado heridos, según ha informado la oficina del gobernador provincial a ToloNews. Además, al menos una treintena de soldados han resultado heridos.
Por otro lado, otros 25 insurgentes han muerto y otros 21 han resultado heridos en la provincia de Jost, en el este del país, concretamente en su localidad de Alí Shir, donde un grupo de 50 insurgentes asaltó varios poblados con artillería pesada. Dos agentes resultaron muertos y otros cinco acabaron heridos.
Por último, otros ocho talibán perdieron la vida y otros siete sufrieron heridas en una escaramuza entre las fuerzas afganas y los milicianos en Lagman, en el este del país.