Los talibanes siembran el pánico en Kabul con un ataque múltiple

INFORMATIVOS TELECINCO / AGENCIAS 18/01/2010 08:45

Todo comenzó con una salva de cohetes y proyectiles de mortero lanzada contra el centro de la capital desde una colina cercana a la ciudad en la que se habían hecho fuertes, conocida como Koh i Zamburak, sobre las 9.30 horas (6.00 hora peninsular española), pero la acción que marcó el inicio de la fase más dura de la ofensiva fue la entrada en escena de 20 suicidas que detonaron sus cargas de forma progresiva y coordinada en edificios como el del Palacio Presidencial, la sede del Banco Central de Afganistán o el del Ministerio de Minería, según recoge la agencia de noticias afgana Pajhwok.

"De repente tres hombres se descubrieron y sacaron armas y granadas. Nos ordenaron salir, se subieron al tejado y empezaron a disparar", explicó un testigo presencial. Los talibán atacaron también los ministerios de Finanzas y Justicia, así como el Hotel Serena Kabul, que recibió un impacto de un cohete que causó algunos daños.

Este hotel de cinco estrellas y equipado con medidas de seguridad extremas, es la residencia habitual de diplomáticos y altos cargos afganos. Los asaltantes penetraron en algunos de estos edificios, todos ellos situados muy cerca del Palacio Presidencial y de las principales embajadas extranjeras, y los funcionarios que se encontraban dentro en el momento de la ofensiva quedaron atrapados en el fuego cruzado entre los asaltantes y las fuerzas de seguridad.

Contra el Palacio Presidencial

Una de las explosiones más potentes fue la registrada cerca del acceso principal del Palacio Presidencial, centro del poder del Gobierno afgano. Poco más tarde y apenas a unos metros de distancia, un suicida intentó abrirse paso a la fuerza hacia el interior del Banco Central. Los guardias del edificio lo tirotearon, pero no pudieron evitar que activara su chaleco de explosivos en plena calle.

Los milicianos que acompañaban al suicida se escondieron en el centro comercial Faroshgah, un edificio de cinco plantas. En pocos minutos la rotonda de la plaza Pashtunistán, en que se encuentran el Palacio Presidencial y el Banco Central de Afganistán, así como el Ministerio de Justicia, se convirtió en un auténtico campo de batalla de fuerzas pro y antigubernamentales.

De hecho sí es novedoso que en los combates sólo hayan participado fuerzas afganas, excepto si contamos un comando de operaciones especiales neozelandés. El Ejército logró retomar el control de los edificios oficiales con relativa facilidad, pero los talibán lograron atrincherarse en el edificio Faroshgah que, con partes en llamas, fue el escenario más espectacular de los combates.

Después, paulatinamente, los talibán fueron liberando a otros suicidas. Una tercera deflagración ocurrió frente al cercano Centro de Negocios Gulbahar y a las 12.35 horas la cuarta bomba fue detonada en el Cine Pamir, también próximo al edificio Faroshgah, perpetrada por un suicida que conducía una ambulancia, según informó el corresponsal del diario 'The New York Times'.

La quinta y última bomba explosionó en el mercado de Jairjwa alrededor de las 14.00 horas. Progresivamente los cuerpos de seguridad, con el Ejército y la Policía, también militarizada, a la cabeza, pudieron hacerse poco a poco con el control de los focos de resistencia insurgente, pero cinco horas después del comienzo del ataque aún podían escucharse disparos en el centro de Kabul.

La ciudad, centro de poder del Gobierno afgano, tiene ahora las huellas de una auténtica guerra. Momentos después del fin de los enfrentamientos, los cadáveres de dos de los talibán, cubiertos por una sábana pero con signos evidentes de haber sido acribillados y golpeados, yacían aún en las calles del centro de la capital.

Objetivo psicológico

El objetivo del ataque parece ser más psicológico que bélico, diseñado para generar miedo en los barrios del centro de Kabul, habitualmente seguros, así como demostrar la facilidad con la que los talibán pueden atacar incluso las sedes principales del Gobierno afgano, el mismo al que Estados Unidos y sus aliados pretenden reforzar por todos los medios. En ese sentido, el ataque fue todo un éxito: las calles de Kabul se vaciaron y toda actividad quedó paralizada.

Como dato de lo incisivo que fue el ataque cabe señalar que los guardaespaldas del propio presidente afgano, Hamid Karzai, participaron en el tiroteo.

El ataque coincidió con la toma de posesión de los 14 nuevos ministros del Gobierno del presidente Hamid Karzai que han recibido el apoyo del Parlamento.

El domingo, un portavoz de Karzai informó a los medios de comunicación de que el Gobierno está trabajando en una nueva estrategia para intentar incluir a los insurgentes en un proceso de paz. De hecho, los talibán no han dudado en afirmar que el ataque de Kabul, ya reivindicado, es una respuesta a las propuestas estadounidenses y afganas de "reconciliación" y "reintegración" social de los combatientes talibán. "Estamos preparados para luchar y tenemos la fuerza para hacerlo. Nadie del bando talibán está dispuesto a llegar a ningún tipo de acuerdo. La comunidad internacional y las fuerzas mundiales están intentando comprar a los talibán y es por eso que los talibán están demostrando que no están a la venta", insistió el principal portavoz talibán, Zabihulá Mujahid.

Los muertos

Los insurgentes alardean de que han matado o herido a 31 policías y militares en la ofensiva de este lunes, mientras que sólo reconocen tres combatientes rebeldes abatidos por las fuerzas de seguridad. El incidente de este lunes es el más grave registrado en la capital desde el pasado 28 de octubre, cuando atacantes disfrazados de policías tomaron un hotel que alojaba a personal de la ONU.

Los muertos fueron 11 en total, incluidos tres funcionarios de Naciones Unidas. Anteriormente, en febrero, un grupo de suicidas tomó el Ministerio de Justicia y en enero de 2008 los talibán emplearon una táctica muy parecida para penetrar en el Serena Kabul, también atacado este lunes.

EPF/EBP/IUL

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