Pasan de estar tranquilamente comiendo a generar una alarma innecesaria. En las imágenes se puede ver cómo uno de ellos empieza a tirar las mesas. También le tira comida en la cara a su amigo, tras lo que los tres se levantan y lo ponen todo patas arriba.
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Pero a pesar de lo que se podría pensar, por el tipo de escena, se ríen y se lo están pasando bien. Y de repente, los gritos: "¡Tiene un arma!". Uno de los jóvenes grita que su amigo tiene un arma y lo vuelve a repetir. La gente, al verlo, corre tal y como si estuviesen en mitad de un atentado.
Tras ello, satisfecho, no puede aguantar las carcajadas. Ha conseguido lo que quería: sembrar el pánico y que la gente huya descontrolada. Una broma, de dudoso gusto, que les pudo salir muy cara.