El autor del tiroteo de Fort Hood carecía de antecedentes

EUROPA PRESS 03/04/2014 17:32

López, de 34 años de edad y origen portorriqueño, abrió fuego el martes contra sus compañeros de la base y mató a tres de ellos antes de suicidarse. Además, otras 16 personas resultaron heridas en el tiroteo.

McHugh no ha descartado ninguna hipótesis en una comparecencia ante la Comisión de Servicios Armados del Senado, pero ha dejado entrever que se trataría de un incidente aislado, según la cadena de televisión CNN.

El secretario del Ejército ha apuntado que los investigadores, que todavía no han llegado a ninguna conclusión, estudian la posible "implicación extremista". "Vamos a tener la mente abierta", ha añadido McHugh.

López entró en las filas de las Fuerzas Armadas en junio de 2008, como soldado de infantería, y después se convirtió en camionero. McHugh ha explicado que el supuesto tirador había sido enviado dos veces a zonas de combate, incluido un despliegue de cuatro meses en Irak.

López no resultó herido en estos despliegues ni tuvo "implicación directa" en enfrentamientos, por lo que el Ejército no trató su caso como un potencial caso de estrés postraumático. Además, la ficha estaba "limpia" en cuanto a comportamientos noticiables.

McHugh ha informado, no obstante, de que López estaba siendo tratado para problemas de depresión, ansiedad y trastornos del sueño, por lo que tomaba varios medicamentos prescritos de forma oficial.

TRÁGICOS PRECEDENTES EN FORT HOOD

En estas mismas instalaciones, el 5 de noviembre de 2009, se produjo uno de las peores matanzas contra militares en territorio estadounidense cuando el psiquiatra militar Nidal Hasan asesinó a trece soldados e hirió a otros 32. Hasan, condenado posteriormente a pena de muerte, reconoció los asesinatos y aseguró que lo hizo para proteger a los musulmanes y a los talibán de Afganistán.

Los testigos de los hechos aseguraron que el 5 de noviembre Hasan entró en las instalaciones médicas de la base de Fort Hood donde los soldados estadounidenses iban a someterse a controles médicos y a ser vacunados. El psiquiatra se subió entonces a una mesa, gritó una bendición islámica y comenzó a disparar con dos pistolas, parando únicamente para recargar.