Ucrania vota dividida

Atlas 25/05/2014 18:14

Si Ucrania fuera una pareja compuesta por un prorruso y una proeuropea estaríamos a punto de hablar de divorcio. Una ruptura provocada por terceros. En el límite de Europa y Rusia, Ucrania es cortejada por ambos bandos. Con promesas de apertura democrática desde Bruselas, y tradición, identidad y favores económicos desde Moscú. Desde su independencia de Rusia, en 1991, prorrusos y proerupeos se han ido turnando los mandos del país. A veces con elecciones y otras con revueltas en las calles. Así llega finales de 2013. Finalmente, el presidente prorruso Yanukovich no firma el acuerdo de asociación con la Unión Europea, y además decide reforzar sus relaciones con Rusia, a cambio de un descuento del 30 por ciento en la factura del gas. Los europeístas se enfandan con un presidente al que acusan de corrupto. Salen a las calles y acampan en esta plaza de Kiev. Nace el euromaidán y se extiende a otras ciudades, donde se arremete contra todo aquello que huela a ruso, también las estatuas de Lenin. Tras semanas de tiras y aflojas, a finales de febrero estalla la violencia en Kiev. Mueren cerca de cien personas y centenares resultan heridas. Esto precipita la caída de Yanukovich. La Rada destituye al presidente, libera a la líder opositora Yulia Timoshenko y convoca elecciones para el 25 de mayo. Unos comicios para legitimar en las urnas un cambio de gobierno nada ortodoxo. Pero Putin y los prorrusos de Ucrania no estaban dispuestos a respetar la agenda marcada desde Kiev y se apresuraron a propiciar la independencia de la estratégica península de Crimea. Una ola independentista que se ha extendido por el sureste ucraniano, poniendo en peligro la integridad del país y la estabilidad en el corazón de Europa