Vladimir Putin, apoyado por los suyos pero señalado como responsable indirecto de la tragedia del avión MH17, donde murieron 298 personas, el presidente ruso encara otra crisis diplomática por su apoyo a los separatistas del este de Ucrania.
El tono de las reacciones internacionales tiene todos los matices, desde las reservas de la canciller Merkel, que de momento no quiere hablar de las sanciones a Moscú, al primer ministro australiano, sugiriendo que el siniestro parece obra de rebelde apoyados por Rusia.
Pero quien afirma señala con contundencia y sin cautela es Ucrania, donde el primer ministro afirma : “esta es una guerra contra el mundo” y pide ayuda internacional para llevar ante el Tribunal Internacional de la Haya, “a todos estos bastardos”.
En una reunión de urgencia, el Consejo de Seguridad de la ONU aboga por una investigación, exigiendo a las partes del conflicto, el acceso a la zona para aclarar una tragedia que ha enmudecido al mundo.