Según los analistas, el discurso de la seguridad y contra los inmigrantes sustentado por los partidos de derechas conservadores en muchos países está teniendo un efecto perverso en los votos, ya que estos revierten en los partidos de ultraderecha.
El gran vencedor de los comicios holandeses ha sido el partido de extrema derecha del antimusulmán Geert Wilders, el PVV, que ha pasado de 9 a 24 escaños, por lo que podría aspirar a formar parte de la coalición de gobierno, que se prevé complicada. Por ahora, ya es la tercera fuerza política del país, tras el descalabro de los democristianos, que, de gobernar, se han visto relegados al cuarto puesto.
En su primera reacción, Wilders se proclamó "el mayor vencedor" de las elecciones y aseguró "poder gobernar", aunque reconoció que "todavía tenemos que ver cómo eso es posible".
"Nadie puede ignorarnos, porque eso sería antidemocrático", dijo Wilders, que mantuvo que su partido no es sólo antimusulmán, sino que tiene "una agenda más amplia, con más seguridad para Holanda, menos criminalidad y también menos Islám".
Hungría
También en Hungría la extrema derecha experimentó una fuerte subida en las elecciones del pasado abril. Aunque los comicios los ganó el partido conservador de Viktor Orban, Fidesz, las legislativas estuvieron marcadas por la entrada histórica en el Parlamento de la extrema derecha del partido Jobbik, después de una campaña electoral centrada en el antisemitismo, en estigmatizar a los gitanos y en la oposición a la Unión Europea. El Jobbik, con sus 47 diputados, se estableció así como la tercera fuerza política, justo detrás de los socialistas.
Austria
Ya en Austria se había dejado sentir este avance de la ultraderecha tanto en las elecciones legislativas de septiembre de 2008 como en las regionales de 2009. En el 2008, la ultraderecha austriaca logró un resultado histórico al acaparar un tercio de los votos en las elecciones anticipadas. La Alianza para el Futuro de Austria (BZÖ) de Jörg Haider se alzó como la tercera fuerza política del país. Junto al Partido de la Libertad de Austria (FPÖ), liderado por el ultranacionalista Heinz-Christian Strache, doblaron los resultados de los comicios anteriores y sumaron cerca del 30% de los sufragios. Juntos superaron a la fuerza más votada, el Partido Socialdemócrata Austríaco (SPÖ) del canciller Alfred Gusenbauer, que obtuvo el peor resultado de su historia.
En 1986, Jörg Haider, primer ministro del estado de Carintia, tomó las riendas del FPÖ para convertirlo en un partido de derecha xenófoba, y logró llevarlo al Gobierno federal en 1999 como socio menor del Partido Popular Austriaco (ÖVP), algo que desató fuertes protestas en toda Europa. Junto con algunos de los líderes más destacados del partido, Haider abandonó el FPÖ y fundó en 2005 el BZÖ.
En las elecciones legislativas, las primeras en las que se bajó de 18 a 16 años la edad mínima para poder votar, el BZÖ de Haider triplicó su resultado al llegar al 11% de los sufragios y superó incluso a Los Verdes, que alcanzaron el 9,8%. El FPÖ subió unos siete puntos para sumar el 18% con su líder Heinz-Christian Strache.
La muerte de Haider en un accidente de tráfico cuando conducía ebrio un mes después de las elecciones, no dejó huérfano al partido. El legado dejado por el dirigente ultraderechista austriaco sirvió a su sucesor para ganar las elecciones regionales en Corintia. Gehard Dörfler, de La Alianza Para el Futuro de Austria (BZÖ) y sucesor de Haider en esta región meridional austriaca, consiguió el 45,6% de los votos, mientras que los socialdemócratas recibieron un 28,6% de los votos, diez puntos menos respecto a los anteriores comicios. Dörfler ha mantenido el mensaje xenófobo y hostil a la Unión Europea de su antecesor.