"En primer lugar, hubo un acto devastador de la naturaleza: los terremotos (...). Ahora, las diferencias políticas entre los seres humanos suponen un nuevo golpe para los niños de Nepal. Y las fuerzas de la naturaleza pronto regresarán mientras el invierno agrava la pobreza".
En el comunicado se advierte del descenso en las reservas de gas, alimentos y medicinas además de los conflictos políticos que sacuden al país y que, en palabras de Anthony Lake, "no sólo están infligiendo daño a la vida de los niños ahora, sino que amenazan el futuro del propio país".
"Una nueva crisis humanitaria, amenaza", ha añadido el director ejecutivo. "Solicitamos urgentemente a todos los implicados pensar no sólo en el próximo invierno, sino también en el futuro a largo plazo".
Nepal recibió críticas por su caótica respuesta a los seismos, que acabaron con la vida de 9.000 personas el pasado mes de mayo. El país no estaba adecuadamente preparado pese a que los expertos habían previsto la posibilidad de un terremoto. Luego, el Gobierno tuvo dificultades para gestionar la ayuda internacional recibida.