La expulsión del diplomático iraní tuvo lugar hace dos semanas, cuando las investigaciones llevadas a cabo por la Inteligencia de Uruguay descubrieron información que apuntaba a que podría haber alguna persona de la legación iraní implicada en la colocación del artefacto.
El Gobierno uruguayo solicitó entonces información al Ejecutivo de Irán y, tras las consultas, decidió expulsar a uno de los más veteranos diplomáticos de la legación del régimen de los ayatolás. Después de tomar esa decisión, el Gobierno de Uruguay informó a Israel sobre el incidente.
Sin embargo, decidió darle perfil bajo y no informó públicamente de la expulsión del diplomático. El pasado 8 de enero, se registró una pequeña explosión a decenas de metros de un edificio de Montevideo en cuya novena planta está la Embajada de Israel.
La Policía investigó el suceso y registró la zona, lo que le permitió hallar un pequeño dispositivo que solo había detonado parcialmente. El edificio fue evacuado y el dispositivo fue desactivado. Aunque el artefacto estaba relativamente lejos del edificio, fuentes gubernamentales israelíes creen que su colocación responde a un intento de causar daños en la Embajada israelí o de analizar sus sistemas de seguridad.
La alerta en las Embajadas se ha elevado a su nivel más alto desde el ataque aéreo israelí que acabó con la vida de varios milicianos de Hezbolá y de un general de la Guardia Revolucionaria iraní.
El diario 'Haaretz' ha indicado que tanto Irán como Hezbolá tienen infraestructuras en Sudamerica basadas en inmigrantes libaneses.