Las puertas de unas de las principales terminales ferroviarias de Buenos Aires se han convertido en el escenario de violentos incidentes cuando un grupo de personas atacó el lugar, cansados de la huelga de maquinistas. El gobierno argentino cree que detrás de esta huelga convocada por el sindicato mayoritario está su disconformidad con la instalación de cámaras dentro de las cabinas de conducción de los trenes que se ha establecido tras los últimos accidentes registrados. 800.000 personas usan a diario este servicio, que conecta la capital argentina con distintas ciudades del país.