Instagramear el Monstruo: el masificado edificio de Hong Kong que lidia con su popularidad entre los influencers

  • El edificio se ha convertido en uno de los puntos más turísticos de Hong Kong

  • Los vecinos temen una subida en el precio del alquiler

  • Los turistas se saltan la prohibición de fotografiarse allí

Dos chicas con largas melenas rubias ensayan distintas poses ante las cámaras de sus móviles en el patio de un gigantesco bloque de viviendas en el barrio de Quarry Bay, en Hong Kong. El edificio, de aspecto viejo y destartalado, es tendencia en Instagram y una foto aquí cotiza alto en el mercado de likes. La escena se repite a lo largo de todo el día e, incluso, llegan a formarse pequeñas colas para conseguir sitio en el lugar con la mejor perspectiva. El selfi con el fondo de ropa tendida, pintura desconchada y cientos de pequeñas ventanas ocupadas por aparatos de aire acondicionado resulta irresistible para muchos.

"Busqué los mejores sitios para hacer fotos antes de venir de viaje. Tomé la decisión de venir aquí única y exclusivamente por Instagram", cuenta Amanda, turista canadiense. "El Monstruo es una parada obligatoria si vienes a Hong Kong".

El apodo con el que se conoce a esta mole de cemento situada en la calle King’s Road no es casual. Sus dimensiones, su aspecto y sus cifras de habitantes son monstruosos. El bloque está formado por cinco edificios interconectados en forma de E: Montane Mansion, Oceanic, Yick Fat, Yick Cheong y Fook Cheong, cada uno de ellos con 18 alturas y 40 apartamentos por planta.

Adentrarse en su interior es recorrer un laberinto de estrechos y oscuros pasillos que dan acceso a pequeños pisos de 40 metros cuadrados habitados, en su mayoría, por familias de clase trabajadora llegadas de la parte continental de China en la segunda mitad del siglo XX. En otros edificios de la ciudad, la más cara del mundo, hay gente que vive hacinada en pequeños habitáculos subdivididos en jaulas por las que se llegan a pagar fortunas.

Algunos residentes se ven obligados a vivir con las ventanas permanente cerradas y las cortinas echadas

Aunque este no es el caso del Monstruo, el bloque, construido en los años sesenta para viviendas protegidas, es un buen ejemplo de la masificación de una ciudad que alberga a casi siete millones y medio de personas en unos 300 kilómetros cuadrados construidos y que ha hecho de la verticalidad una de sus señas de identidad.

“Es alucinante lo reducidos que son los espacios vitales aquí”, opina Peter, turista alemán. Él también vino al Monstruo atraído por las publicaciones de sus amigos en las redes sociales. “A mis followers les han impresionado mis fotos de este sitio. Además, puedes subirte a una plataforma elevada que hay y hacerte la foto saltando”.

Algunos de los miles de vecinos del bloque contemplan, resignados, cómo sus casas se han convertido en uno de los puntos más turísticos de la ciudad. Los jubilados que juegan a las cartas o al mahjong en mesas improvisadas comparten espacio con fotógrafos aficionados, youtubers e influencers de varios países. En internet es fácil encontrar webs y blogs dedicados a explicar cómo llegar, desde dónde tomar las mejores fotos o cuál es la mejor hora del día -o de la noche- para que los colores del edificio resulten más fotogénicos. Por si fuera poco, la aparición del inmueble en películas como Transformers o Ghost in the Shell ha potenciado su popularidad.

La comunidad de propietarios impuso hace unos meses la prohibición de tomar fotos en los patios e instaló grandes letreros en chino e inglés para advertir a los visitantes. Pero esto ha servido de poco.

Los propietarios temen subidas de precios en los alquileres que los obliguen a marcharse del barrio

El ruido y los flashes de las cámaras molestan y algunos residentes se ven obligados a vivir con las ventanas permanente cerradas y las cortinas echadas."Yo comprendo que la gente no quiera salir en las fotos que toman otros, pero creo que, en general, los turistas son civilizados y respetuosos", afirma Z.. Este joven cantonés vive en el Monstruo y alquila una de las cuidadas habitaciones de su apartamento en Airbnb. "Siempre tenemos el piso totalmente reservado, aunque ahora no tanto, por las protestas políticas en Hong Kong. La gente tiene miedo a venir".

Para Z., la zona es más dinámica desde que se ha hecho popular. "Antes era un lugar aburrido. Me gusta que vengan turistas jóvenes y estilosos al edificio. Vienen vestidos a la última moda, traen las mejores cámaras y posan sonrientes para las fotos. ¡Hace que este viejo lugar tenga vida!".

Una nueva vida que trae consigo el fantasma de la gentrificación. Los pequeños establecimientos familiares que abarrotan los bajos del edificio están empezando a notar cambios. En los últimos meses han llegado al barrio nuevas tiendas, enfocadas a los jóvenes instagramers, que tienen poco que ofrecer a los vecinos de la zona, muchos de ellos mayores.

Arabica Coffee es una de ellas. Esta moderna cadena japonesa de cafés de estilo minimalista tiene sucursales en los mejores barrios de París, Dubái o Singapur y está dirigida a un público de alto poder adquisitivo. Algunos propietarios miran de reojo este fenómeno, temen subidas de precios en los alquileres que los obliguen a marcharse del barrio y se preguntan cuál es la aportación real del turismo a la comunidad. Pero Z. aboga por una solución intermedia que beneficie a todos. "¡Cómo vamos a ser antipáticos con gente a la que simplemente le gusta nuestro barrio!".