Estaba irreconocible. Algunos dirán que fue una locura, otros que es lo más sensato que ha hecho esta última semana. Lo que nadie puede negar es que le devolvió la sonrisa, y a carcajadas. Según publica el diario The Sun, Jack Tweed, el marido de la fallecida Jade Goody, dejó atrás por unas horas su vida en Essex y se fue a Thorpe Park, el parque de atracciones de Surrey. Lo hizo acompañado de siete amigos, tres de ellos chicas, y durante dos horas.
Es su particular lucha contra el recuerdo. No lo acompañaron los hijos de Jade, Bobby, de cinco años, y Freddie, de cuatro. Los pequeños se han tenido que marchar aAustralia junto a su padre Jeff Brazier para salir de los focos del funeral de su madre. Sin tener que preocuparse de los niños, fue él el que disfrutó como un chiquillo. Hizo cola para comprar tickets y montó en el 'nuevo coloso' y en la montaña rusa.
Un amigo de la familia declaró a The Sun que "Jack sólo quiere tener la mente ocupada porque pensar en Jade y en el funeral le hunde". Sus amigos, dice, se preocuparon de preguntarle qué le parecía que las cámaras lo viesen divirtiéndose, pero él aseguró que no le importa lo que la gente piense. Era el extra de adrenalina que necesitaba. IM