La laguna del norte

REBECA SAN CRISTÓBAL OREA 15/03/2009 15:08

Murano quizá sea la más conocida, por sus fábricas de vidrio. Llegar hasta allí es muy sencillo. Desde la Piazzale Roma de la 'isla con forma de pez' se puede uno desplazar en vaporetto hasta este lugar en apenas media hora.

Como la propia Venecia, Murano es una islote comprendido por pequeñas islas unidas entre sí por puentes. Antes de 1921, su principal actividad, la del vidrio, se llevaba a cabo en Venecia, pero debido al riesgo de incendio, el Dux ordenó que trasladaran esta industria.

Los turistas pueden deleitarse con su basílica y con sus palacios, aunque nada de esto le hace sombra al preciado cristal.

La infinidad de formas y la amplía gama de colores con que asombran al visitante es reclamo suficiente para asegurarse un medio de subsistencia.

Desde la parada de Murano Faro, otro vaporetto nos conducirá hasta Burano. Una isla, sin duda, llamativa pero mucho menos conocida.

Burano es una isla de pescadores y sus principales atractivos son las casas, pintadas todas ellas con colores vivos (dicen que para que los pescadores las pudieran ver desde el mar) y los encajes, cuya técnica está inspirada en el tejido de las redes de pesca.

Cuenta la leyenda que un marinero, fiel a su amor, se resistió al canto de las sirenas y fue recompensado con un mágico velo de espuma para su novia, que más tarde se convirtió en el merletto (el encaje).

Una isla fantasmagórica

Casi parece mentira que después de dejar atrás la bella Venecia, pasar por Murano y contemplar sus preciosos cristales y asombrarse con el colorido de las casas de Burano pueda uno llegar hasta Torcello.

Lo más aconsejable es dejarse caer por allí al atardecer, cuando no queda ya ningún turista y la poca luz del sol la muestra en toda su esencia.

Abandonada desde el siglo XV, la isla se encuentra inmersa en una típica vegetación lagunar y conserva el monumento más antiguo: la Basílica de Santa María Assunta y el célebre trono de Atila.

Además de estos lugares, los viajes que se han de realizar en vaporetto para llegar hasta ellos también son dignos de mención. Atravesar la laguna puede resultar una experiencia inolvidable. Sobretodo de noche, cuando lo único que se puede ver es el cielo cubierto de estrellas, mientras se escucha el ruido del motor.

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