Según publica el diario digital The Daily Mail, Fitton estaba escribiendo la multa en su coche cuando vio al conductor aproximarse a él con una sonrisa. Entonces le preguntó si había trabajado en Londres en la carretera A5. "Sabía que eras tú", le dijo el hombre, que no quiso ser identificado. "Me diste mi última multa hace dos años".
Flitton no pudo evitar reírse cuando el hombre al que estaba multando le reconoció como el policía que ya le había multado en Gran Bretaña dos años antes. El conductor le contó a Flitton que había emigrado de Inglaterra, donde había vivido 12 años. Llevaba en Nueva Zelanda menos de dos semanas y buscaba un lugar donde vivir.
Constable Flitton había sido policía municipal en Londres durante 26 años antes de emigrar al sur de la isla de Nueva Zelanda. "Al principio no le reconocí, pero justo cuando él me lo dijo me acordé de todo. Ambos nos echamos a reír", explicó el policía al New Zealand Herald.
"Él sólo ha tenido problemas con la ley dos veces y las dos veces fui yo el que le multó. Le costó 60 libras (71,3 euros) allí entonces y 120 dólares aquí (67,68 euros), por lo que no le ha sido barato", explica.
"Debemos de tener alguna clase de conexión", observa el policía. "Esto muestra lo pequeño que es el mundo".
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