José y su esposa son un matrimonio de Zamora. Tienen dos hijos, de once y siete años. Llevan meses temiendo este momento.
Tantos como él lleva en paro. Dos años y medio desde que su empresa, dedicada a la construcción, se fuera a la quiebra y comenzara su tormento. Unos proveedores que dejaron de pagarle y dos casas que acabaron embargadas.
Ahora cobran una ayuda de 640 euros. Y pagan un alquiler de 300 euros mensuales. Con los 340 euros que les sobran tienen que pagar agua, luz, teléfono, ropa y comida.
No llegan a fin de mes y ahora, en septiembre, tienen un gasto extra e ineludible. Libros de texto y material escolar. En la librería les dan un presupuesto aproximado de lo que cuestan los libros de los pequeños, y la cifra supera todos los cálculos que habían realizado, deben pagar 500 euros.
Cuenta que ya lo han intentado todo, y recibirán una ayuda del 30% por parte de la Junta de Castilla y León, pero el dinero debe adelantarlo José. Un dinero que no tiene.
Han acudido a Cáritas, pero en la misma organización nos aseguran sentirse desbordados.
Marta Martínez es una de las trabajadores sociales y asegura que en los últimos meses se ha notado mucho el incremento de familias que antes vivían de sectores como la construcción o la hostelería, y que a día de hoy se ven obligados a acudir a ellos solicitando libros, material e incluso alimentos.
El caso de José y su familia no es algo excepcional. En España más de un millón de familias perciben ayudas para que sus hijos puedan recibir una educación.
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