Ocho días de viaje arrancando de Santiago y llegando hasta León. El precio quizá no sea apto para tiempos de crisis, 2.600 euros, pero lo que ofrece tampoco es usual. Dormir en un camarote perfectamente acondicionado con baño, sauna e hidromasaje. Disfrutar de desayunos hechos cada día con productos locales de las zonas que se visitan, mientras se contemplan montañas, ríos y preciosas vistas del mar en compañía del primer café de la mañana. Este tren ha cumplido 26 años en funcionamiento.
Es el único de su tipo en España, lo más parecido al Orient Express, con una cuidada decoración de maderas nobles y alfombras, iluminadas con discretas lamparitas que confieren a los vagones principales la ensoñación de estar viviendo en otra época. Aquella en la que el tiempo parecía estar, sino detenido, ralentizado. Aquí todo se hace a otro ritmo. Un autobús recoge a los pasajeros en cada estación para llevarlos a conocer los puntos de interés turístico.
Desde las rías gallegas, pasando por los Picos de Europa, las cuevas de Altamira o el Guggenheim de Bilbao. Un paseo por la Cornisa Cantábrica encaramados a la vía estrecha. El tren tiene 50 plazas y en nuestro viaje vienen 38 turistas de todos los puntos del mundo.
Aunque les sorprenda, los australianos son asiduos de este tren que muchos españoles ni siquiera conocen. También lo frecuentan japoneses y alemanes. El viaje está completamente organizado de principio a fin. Las comidas se hacen en restaurantes con menús escogidos y por la noche entra en funcionamiento un vagón que hace las veces de pub, con música en vivo para animar el ambiente... ¿Quieres verlo...? Pincha la pantalla.
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