De profesión, familia

PILAR BERNAL 25/11/2010 19:26

Entre mil cuatrocientos y dos mil euros por acoger a un niño desamparado durante un periodo máximo de dieciocho meses. Un plus que hace que muchos se animen a convertirse en familias ideales.

Uno de estos proyectos, pioneros en España, se desarrolla en la Región de Murcia, donde la asociación Quiero Crecer ejecuta el programa en el que se selecciona, prepara y se lleva a cabo el seguimiento de los padres de acogida. Para comprobar la idoneidad de estos aspirantes, que se harán responsables de un menor, un grupo de profesionales evalúa a los candidatos.

Nancy Rodríguez, con muchos años de experiencia como trabajadora social, explica que rápidamente se detecta a quienes tienen un interés sincero en estos pequeños y también a aquellos que persiguen un interés económico: “el objetivo es siempre lo mejor para el menor. La experiencia te hace ver rápidamente quien busca un sueldo para salir de la crisis y quien de verdad quiere ayudar a un niño.

La remuneración económica es una ayuda que las familias necesitan pero esa no puede ser la prioridad”. No es viable que se acepte a familias, cuyos miembros estén en paro o no tengan recursos económicos suficientes. Juan y su mujer, Toñi, candidatos a padres de acogida, cobran unos dos mil euros al mes pagas incluidas, así que la remuneración de mil cuatro cientos euros les ayudaría a poder llevar a cabo la acogida: “Somos un familia normal, con sueldos normales. Pagamos nuestra hipoteca, tenemos gastos y no nos sobra así que si se da esa ayuda sería bienvenida”, explica Juan Cano, ilusionado ante la posibilidad de acoger en su casa uno, dos o hasta tres niños.

Los técnicos: psicóloga, trabajadora social y educador, evalúan el entorno donde se instalaría a los chicos: “hay que ver que recursos hay en la zona. Tener en cuenta si es un barrio adecuado para un niño pequeño o un adolescente”, añade la trabajadora social.

También se examinan las condiciones de la vivienda: “puede parecer una tontería pero un muro demasiado bajo o una ventana sin protecciones puede ser un gran peligro para estos niños que de la noche a la mañana se encuentran en una casa extraña con una familia que no es la suya”, comenta Oscar, el educador social que lleva a cabo las evaluaciones, obsesionado por el bienestar de los pequeños.

Buscan familias “adecuadas” para llevar a cabo la normalización de unos chavales que proceden de entornos complicados. A sus padres biológicos se les retira la tutela temporalmente por problemas relacionados con alguna adicción, enfermedades mentales, graves problemas económicos o incluso maltrato pero la idea es que regresen con ellos. “También es muy importante destacar que se trabaja mucho con las familias biológicas.

La idea es que los niños en un plazo máximo de dieciocho meses vuelvan a sus casas. Ese es el éxito, que vuelvan con sus padres”, argumenta la psicóloga Macarena Prieto, coordinadora del programa, dentro de la Asociación Quiero Crecer, dependiente de la dirección y de la financiación del Gobierno de Murcia. Así que como es temporal, Miriam (mami de acogida) se emociona cuando piensa que falta poco para que se vaya la pequeña, con la que ella y su familia conviven desde hace unos meses: “Va a ser duro pero tiene que ser así. Ella debe estar con sus padres. Nosotros le hemos ayudado un poco y nuestra pena la pasaremos”.

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